EXENTOS I
FRAGMENTO LITERARIO
EXISTÍAN tus manos.
Un día el mundo se quedó en silencio;
los árboles, arriba, eran hondos y majestuosos,
y nosotros sentíamos bajo nuestra piel
el movimiento de la tierra.
Tus manos fueron suaves en las mías
y yo sentí la gravedad y la luz
y que vivías en mi corazón.
Todo era verdad bajo los árboles,
todo era verdad. Yo comprendía
todas las cosas como se comprende
un fruto con la boca, una luz con los ojos.
CECILIA
OIGO tu llanto.
Subo a las habitaciones donde la sombra pesa en las maderas inmóviles, pero no estás: sólo están las sábanas que envolvieron tus sueños.
¿Todo en mí es ya desaparición?
No aún. Más allá del silencio,
oigo otra vez tu llanto.
Qué extraña se ha vuelto la existencia:
tú sonríes en el pasado
y yo sé que vivo porque te oigo llorar.