Eloy Tizón arremete contra el tópico de la incomunicación en 'Labia'
'El mundo es un enjambre de historias', afirma el escritor
Como un libro de 'iniciación a la palabra'. Así presentó Labia Tizón, quien se remitió a la definición que de la palabra da María Moliner en su Diccionario: 'Habilidad para decir cosas agradables o convencer con palabras'. A juicio del escritor, los seres humanos se pasan el tiempo contándose cosas, algo que tira por los suelos el tópico de la incomunicación: 'El mundo es un enjambre de historias', afirmó.
Así, este escritor de 'producción pausada', como le definió su editor, Jorge Herralde, ha dado forma a un texto en el que ha querido conciliar la fabulación y el realismo. La primera se hace presente a través de las historias que le cuentan al niño una serie de personajes que se cruzan en su vida, desde una de las propietarias de una papelería a un extraño profesor de dibujo y pintura.
El segundo, a través de la descripción del entorno del chico, un barrio del extrarradio madrileño de los años setenta: 'Un ambiente vivido por mí', según explicó Tizón, quien quiso, de esta manera, atarse en el texto. El objetivo era preguntarse 'qué ocurre cuando en un ambiente cerrado y constreñido se introduce la imaginación y la narración'.
En cuanto a la forma, Tizón ha seguido el mismo esquema, el de 'conciliar la extrema libertad de la escritura con el rigor descriptivo', según afirmó. Ha mezclado voces en primera, segunda y tercera persona y tiempos: el presente del niño y el pasado mítico de las narraciones intercaladas. En este sentido, el autor de Velocidad de los jardines se interrogó: '¿Se puede ser a la vez soñador y geómetra, caótico y disciplinado?'. Es, en definitiva, lo que el autor define como 'estructura elástica'.
El placer de narrar
Tizón explicó que Labia es el libro del que está 'más orgulloso' de cuantos ha escrito y publicado. En contra del ritmo vertiginoso que impone la industria cultural, el escritor reivindica la paciencia y el placer de narrar y de escuchar: 'Últimamente el mundo cultural está bastante desquiciado y se tiende a verlo como un escaparate en el que se tiene que estar', afirmó. 'Como lector me interesan los autores que se toman su tiempo'.