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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Europa, nido de guerra

Before the rain

Dirección: Milko Manchevski. Macedonia, 1994. Intérpretes: Katrin Cartlidge, Rabe Serbedazija, Gregoire Colin. Estreno en Madrid: cine Renoir (Cuatro Caminos).

Aunque de carambola -pues cuentan que el presidente del jurado, David Lynch, insistía en darle el León de Oro a Asesinos natos, pero la resistencia de otros jurados a premiarlo, que culminó en la bofetada que le propinó públicamente Uma Thurman, le hizo cambiar de opinión-, Before the rain ganó merecidamente (si se olvida la soberbia Lamerica de Gianni Amelio) el gran premio de Venecia. No es que esta intensa y notable película macedonia sea el acabose, pero bienvenido su triunfo si éste impidió que el humillante engendro de Oliver Stone se lo llevase.El director de Before the rain, Milcho Manchevski, es un cineasta macedonio muy joven, formado en Nueva York: un recién llegado al largometraje, y esto se percibe en la pantalla de dos maneras. Una, negativa, en las arritmias de la secuencia y en el cruce -no bien dilucidado en el guión- de tres historias convergentes, que Manchevski se encarga de embarullar un poco más con resoluciones visuales brillantes, pero primarias y mal o poco vertebradas. Y otra, positiva, que el filme -pese a su compleja trama- conserva de principio a fin capacidad de arrastre y sinceridad en la exposición, lo que nos hace seguirlo con credulidad en el laberinto de la guerra en la antigua Yugoslavia, como si esta catástrofe, que algunos quieren ver como cosa remota, fuera en la ficción lo que realmente es fuera de ella: un territorio histórico conocido e incluso reconocido, un asunto absolutamente nuestro.

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Es, en efecto, asunto nuestro una guerra civil que proviene de las mismísimas raices seculares de lo que entendemos por Europa. Ese y no otro es el sentido último que encubre Before the rain y lo que añade a su buena calidad como relato de pasión y de acción un valor añadido de ficción reveladora de algunas intragables verdades de fondo -que se nos escapan- de la matanza yugoslava, comenzando por su capacidad para abrir en canal el cinismo de los políticos europeos que consideraron ajeno un atolladero político que ellos no sólo engendraron, sino que no supieron remediar cuando pretendieron amortiguar sus consecuencias, que ahí siguen y seguirán, corroyendo las raíces y el destino de un continente que se dice en busca de unas y otro.

Aunque sólo sea para, a través de ella, obtener alguna luz en el oscuro subsuelo -que Manchevski desvela al mismo tiempo actual y milenario- de esta tragedia nuestra, merece la pena ir a ver Before the rain, espejo negro de uno de los innumerables rocovecos del genocidio (y en buena parte suicidio) europeo, sobre el que dormimos. En este gozne, cuya evidencia se sitúa en la parte intermedia de la película -la que ocurre en Londres-, giran las historias que abren y cierran, convergiendo en un mismo punto, esta convulsa exploración dentro de la violencia política que hay ahora mismo bajo nuestros pies. Y dentro de esta parte central hay que acotar como esencial la brutal escena del restaurante, que nos abre de par en par las puertas de acceso a ese terrorífico subsuelo de que antes hablamos.

Llegar hasta allí es fácil en un filme tan trepidante, tan brillantemente compuesto y por lo general tan bien narrado. Y a partir de allí, quedar atrapados por el círculo de la parábola construida por Manchevski es no ya fácil, sino inevitable. Y reconfortante en la medida en que el relato irradia dolor y zarandeos fuera de la pantalla; y que sus salpicaduras se nos quedan pegadas, como el oro en el barro, a la retina.

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