_
_
_
_
_
Entrevista:JOSEP FONT - DISEÑADOR

"Sólo los inseguros siguen los dictados de la moda"

Amelia Castilla

Cuando apenas levantaba un palmo del suelo elegía los vestidos de su madre y le sugería explosivas combinaciones. Estudió arquitectura y vivió en Londres y Nueva York, pero su ciudad es Barcelona. Josep Font (Santa Perpetua de Moguda, 1965) ha arrasado en los dos últimos años en la Pasarela Cibeles. Este catalán con antepasados campesinos no acaba de creerse el éxito ganado en Madrid. Aplaudido por todos, Font ha demostrado tener criterios propios y no estar sometido a los dictados de la moda que marcan Gucci o Prada. "Para hacer lo que los demás, me dedicaría a otra cosa. Trabajo en esto porque hago lo que me gusta y creo que el futuro de este negocio pasa por que la gente sea más personal. Muchas veces es la inseguridad lo que motiva que alguien se deje llevar por los dictados de la moda", dice Font. Lleva unos vaqueros que parecen dos tallas más de la necesaria, una camiseta negra, zapatillas deportivas y una bolsa de piel con su escaso equipaje. Viene de Barcelona, donde se le considera un diseñador de culto desde hace diez años. No cree que la política nacionalista de CiU haya tenido que ver con su aislamiento como creador en el resto del país. "En Gaudí hay muy poca prensa y soy una persona bastante discreta. Hago los desfiles y desaparezco durante seis meses. Lo interesante es que la gente te conozca por tu trabajo y compren tu producto porque les guste, lo demás es superficial", cuenta, entre dubitativo y tímido, dos adjetivos que no se corresponden con la rotundidad de su trabajo.

Por venir a la capital no ha cambiado nada. El rigor de las colecciones y los criterios singularizados han sido la marca de este diseñador desde sus inicios. Su ropa hay que verla pieza a pieza. La colección primavera-verano 2001, con la que ha ganado por segundo año consecutivo el Premio L'Oreal, nació en el Museo de la Muñeca Antigua. Durante uno de sus viajes a París entró en el museo y quedó fascinado. A partir de ahí decidió contar una historia: "La vida de un parque un domingo por la mañana con la madre, los niños, el marido, la suegra, la amante, la escéptica y la sirvienta". La colección se presentó en el patio central de Ifema durante los desfiles de la Pasarela Cibeles hace unas semanas. Césped, flores de papel y una pérgola le sirvieron de escenario para un desfile de gran teatralidad, en el que destacaron las faldas por debajo de la rodilla acabada en volantes y pliegues, los bordados de mantón de Manila en chaquetas y pantalones y los vestidos de algodón blanco con festones.

Como muchos de los grandes nombres de la moda, Font no cree demasiado en las escuelas de moda. Estudió arquitectura para satisfacer el deseo de sus padres, pero nunca llegó a ejercer la carrera. La eligió porque le pareció la más creativa, aunque luego descubrió que era aburrida. Sin embargo, parte de lo aprendido en la universidad ("lo que has vivido se nota en lo que haces después") podría tener relación con sus personalísimos diseños. Cuando Font empezó en el mundo de la moda, hace 15 años, en España no se conocía la palabra diseñador. Modista como mucho, y la palabra sonaba un poco afrancesada. Pese a que personalmente pasó por una escuela de diseño y patronaje, Font es de los que opinan que "hay que tener una sensibilidad especial para esto. No creo que sea un problema de titulación. Te pueden educar, te pueden formar e informar, pero no te pueden hacer diseñador". Reconoce, sin embargo, que hay escuelas de moda europea, como la de Amberes, que tienen un "nivelazo brutal". Su opinión es que Madrid y Barcelona son dos ciudades dispares incluso en el universo de la moda: "En Madrid se rigen más por las tendencias y en Barcelona van más a su bola".

Contrario a la imagen frívola y tópica de la moda, Font sostiene que se da todo el protagonismo al diseñador, pero que no se habla nada de los miles de familias que están detrás de esa cara. "Sólo se ven las imágenes del desfile y la gente piensa que son señores que se lo pasan muy bien y que están siempre con modelos y haciendo entrevistas, pero eso no tiene nada que ver con la realidad. Esas imágenes se dan dos veces al año y todo lo demás es trabajo y trabajo".

Detrás de Font hay una empresa que produce todo lo que diseña, incluidos zapatos, bolsos y pañuelos. Tiene tiendas en Madrid, Barcelona y Bilbao, pero Font sólo se ocupa de la parte creativa ("No podría hacer otra cosa"). La opinión de este creador, al que apasiona el cine de Lars von Trier, la natación y las cenas con amigos, es que no se puede mezclar la empresa con lo demás. Le han pedido diseños para ballets, películas y obras de teatro, pero ha rechazado todas las ofertas.

Tampoco la lluvia de premios que ha recibido en los últimos meses parece haber afectado a su ego. "Llevo realizadas 36 colecciones y siempre han sido cuidadas y acabadas con el mismo esmero. No creo que sea mejor ahora que antes". Su ropa ya se exhibe en París en las galerías Lafayette, junto a otros diez diseñadores que, jóvenes como él, destacan por su creatividad.

Ahora, tras pasar una semana de vacaciones en Formentera, viajará a París en busca de nuevos tejidos con los que empezar de nuevo. Volverá dentro de seis meses a deslumbrarnos con una nueva historia.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_