Falta de alquimia

Es ésta una película que merecería ser mejor de lo que objetivamente consigue ser. Hay tras ella ganas, ingenio, pasion por el cine, esfuerzo personal y mucho esmero. Y todo esto se nota. Como también se nota que no hay detrás de esa pasión y ese esmero malicia suficiente, sino lo contrario: candor en el oficio, lo que hace al filme frágil, muy vulnerable.El cuidado con que algunas escenas -no todas- están tratadas, la búsqueda en la arrítmiea e invertebrada historia, en el paisaje y en las gentes gallegas, de los accesos a su identidad colectiva, esto y más quiere estar en las imágenes, pero no logra estarlo más

que con la generosidad de] espectador como ayuda indispensable.

Las imágenes de Siempre Xonxa indican siempre más que lo que logran representar. Se ve lo que el autor quiere decirnos en ellas, pero esto que nos quiere hacer ver no se ve materialmente en la pantalla.

Se adivina en ese residuo involuntario que en la pantalla dejan las intenciones del director cuando no logran sobrepasar el estado meramente intencional. Por ello, las imágenes no se sostienen por sí solas, sino que piden a quien las contempla la ortopedia de la complicidad.

Artificio

Piñeiro realizó hace años un veraz y bello documento titulado Mamasunción, en el que la inmediatez le eximía de alquimias de construcción y de elaboración: no las necesitaba, sino más bien lo contrario. La falta de vertebración facilitaba la credibilidad de la imagen. Ahora, en cambio, Pineiro aborda un asunto que requiere inexcusablemente de esa alquimia, pero se exime también de ella y el resultado es irremediablemente insatisfactorio.Y lo que allí era un rasgo de frescura y espontaneidad que hacía creíble a la pantalla, aquí se vuelve lo contrario: artificio, flucricia -o falta de ella- fatigosa, trabajosa.

Piñeiro ha concebido en ritmo y tonalidad similar a dos composiciones cinematográficas que requieren tratamientos muy diferentes. Y lo que en la primera engrasaba la secuencia, aquí la oxida; lo que allí se deslizaba, aquí trastabillea; lo que allí era elocuencia, aquí tartamudea, y lo que allí era transparente, aquí se hace opaco.