Fiesta acechada
Las claves de la Feria de San Isidro que ayer se inició en Las Ventas radican en que el conjunto del toreo dé respuesta emotiva y artística al momento delicado que vive la Fiesta, acechada desde dentro y fuera por quienes no creen en ella, la han ido demoliendo en su esencia y la tratan de boicotear desde la negación de sus muchos valores. Toreros y toros tienen casi treinta tardes para transmitir a la afición que este bendito mundo tiene potencia y argumento filosófico, cultural, económico y social para seguir atrayendo, para seguir siendo el argumento de conexión popular entre clases y entre ciudades, pueblos y comunidades. Ojalá Madrid sea -una vez más- el no pasarán de la intransigencia identitaria y responda en su ruedo a la noble demanda de los también nobles anhelos de los aficionados de encontrar en Las Ventas la autenticidad añorada, la casta perdida en algunas ganaderías. Con carácter previo, un país soberano y sin complejos como Francia y unas Comunidades Autónomas como las de Murcia y Madrid y cientos de asociaciones anhelan que la Feria de San Isidro ratifique por la vía de hecho el ingrediente fundamental de un patrimonio común, cultural y tradicional.
Carlos Abella es periodista, escritor y Gerente de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid