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El Foro de Avilés apuesta por las artes como gran motor económico

El Centro Niemeyer acoge una gran cita internacional sobre diplomacia cultural

Iker Seisdedos

Damian Pwono, pez gordo de la fundación Instituto Aspen, se pasó el día en Avilés esquivando las acusaciones de idealismo. La culpa era en realidad de la frase que fijó él mismo como arranque -no apto para escépticos- del Foro Internacional para la Diplomacia Cultural auspiciado por el Centro Niemeyer en la localidad asturiana: "La cultura puede cambiar el entendimiento entre las diferentes naciones". Pwono, ideólogo del encuentro, se encogía ayer de hombros: "La cultura es capaz de lo peor y ha significado muchas veces un arma para enfrentar a los pueblos, pero también es un puente para unirlos. No podemos dejar de intentar que lo segundo prevalezca sobre lo primero", dijo.

La cultura es capaz también de otra cosa: de generar industria, empleo, dinero. Y el dinero fue ayer la idea que marcó inevitablemente las conversaciones de Avilés. Asuntos como "economía creativa" sirvieron al final para traer los conceptos de la alta creación al nivel de la tierra. "El valor monetario de la cultura es cada día más claro", explicó Pwono. "Si algo contribuye a crear empleos, eso incide en la política, me parece a mí. Hace unos años, el medio ambiente no era un asunto que interesase a nadie. Y mira ahora, es capaz de cambiar gobiernos. Creo que eso puede pasar ahora con la cultura".

Artistas, directivos de instituciones, técnicos culturales, expertos en seguridad de museos, políticos, productores, coreógrafos o ex presidentes de compañías discográficas se afanarán hasta mañana en descifrar los significados y utilidades de la "diplomacia cultural" y sus posibles prolongaciones económicas en mesas redondas y comidas al cobijo de las callejuelas de casas deliciosamente desvencijadas del casco viejo la localidad asturiana. ¿Los temas? Tan diversos como Los niños soldados y las bandas callejeras, La protección de la propiedad cultural: guerra, saqueo y actos criminales o Movilidad y protección de los artistas.

El protagonismo fue en la jornada inaugural para Youssou N'Dour, que tocará esta noche en Oviedo y recibirá además el premio a la excelencia del Foro. Cierto es que el músico senegalés tuvo más fácil de lo previsto el llevarse todas las atenciones debido a la baja a última hora del productor y músico Quincy Jones. Debía haber llegado a la ciudad el lunes y en su lugar envió una grabación para excusar su inasistencia debido a una inoportuna gripe (nadie acertó a explicar si de la nueva o de la vieja clase).

En su lugar, N'Dour, una de esas curiosas mezclas de músico, político y líder social que sólo se da en África, brindó en el teatro Palacio Valdés su particular interpretación de las posibilidades de la cultura para incidir en los problemas reales. Continuamente interrumpido por los aplausos de los cerca de doscientos de sus compatriotas venidos de toda la provincia, N'Dour aclaró: "La gente espera que denunciemos los problemas y celebremos las alegrías de nuestra comunidad. Yo acabo de publicar una canción sobre los continuos cortes de electricidad en Senegal que han matado a los enfermos en los hospitales y acabado con humildes negocios. La han descargado más de 150.000 personas y juntos hemos puesto en un aprieto al Gobierno. Eso es diplomacia cultural".

Pese al perfil decididamente político del músico africano, la conversación derivó ayer hacia la eterna crisis del disco con el otro miembro de la mesa, el asturiano Manolo Díaz (compositor de Black is black, ex ideólogo de los Grammy Latinos y antiguo presidente de EMI o CBS, entre otras cosas). Del catastrófico diagnóstico de Díaz sobre una década de errores en cadena de las multinacionales del disco a la esperanzada visión de N'Dour ("toda crisis encierra una oportunidad") salió una "defensa de la propiedad intelectual como la única salvación a la creación".

Con el cóctel que siguió al encuentro con N'Dour, se dio por roto el hielo en el patio del hotel Palacio de Ferrera, donde, si la vida imitase a las películas españolas de Woody Allen, uno puede llegar a los mandos de una avioneta desde Barcelona para tomarse una copa con Scarlett Johansson y Rebecca Hall.

Por allí pululaban tipos como Damian Woetzel, coreógrafo y primer bailarín del New York City Ballet durante 20 años, uno de los platos fuertes de un encuentro inspirado por la danza, disciplina que anoche tomó las calles de Avilés. O como Robert Wittman, un experto investigador en arte robado del FBI, quien, con gafas negras de sol y mascullar como de bajos fondos, explicó el modo en que se hizo pasar por un marchante falso para recuperar obras extraídas hace cinco años en la casa madrileña de Esther Koplowitz.

Youssou N'Dour llega ayer al teatro Palacio Valdés de Avilés, donde abrió el Foro de la Diplomacia Cultural.
Youssou N'Dour llega ayer al teatro Palacio Valdés de Avilés, donde abrió el Foro de la Diplomacia Cultural.PACO PAREDES

Protagonistas

- Youssou N'Dour. Músico senegalés.

- Julien Anfruns. Director

del Consejo Internacional

de Museos.

- Monica Dugot. Vicepresidenta de la firma

de subastas Christie's.

- Jean-Pierre Jouany. Responsable de investigaciones criminales de Interpol.

- Robert Wittman. Delitos artísticos. FBI.

- Damian Pwono. Director ejecutivo del Aspen Institute.

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Sobre la firma

Iker Seisdedos
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS, trabaja en el diario desde 2004, casi siempre vinculado al área cultural. Tras su paso por las secciones El Viajero, Tentaciones y El País Semanal, ha sido redactor jefe de Domingo, Ideas, Cultura y Babelia.

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