Monólogo en imágenes
Shirley Valentine procede del teatro y los autores de la película no se han esforzado mucho en disftazar este origen. Hay que agradecérselo.Así, con esta explicitud de por medio, se entienden mejor las muchas limitaciones del filme y algunos de sus no menos numerosos artificios, destinados a dar por decreto en imágenes a lo que en su origen era sólo un rosario de palabras sin soporte visual específico. Para mayor evidencia, el autor de la obra teatral, Willy Russell, es tambien el autor del guión de la película: teatro filmado con todas las de la ley, por consiguiente.
Shirley Valentine, aun teniendo despuntes de riqueza -sobre todo en los vivos dialogos y en la meticulosa y agilísima composición del personaje protagonista, casi el único personaje con verdadera entidad, pues el resto le sirven a él, o más exactamente a ella, de muletas para autodefinirse- tiene este irremediable vicio de fondo.
Shirley Valentine
Dirección: Lewis Gilbert. Guión: Willy Russeli. Fotografía: Alan Hume. Estados Unidos, 1989. Intérpretes: Pauline Collins, Tom Conti, Juba McCrenzy. Estreno en Madrid: cines Gran Vía, LaVaguada (sala l), Luchana y (en versión original con subtítulos) Bellas Artes.
Se puede ver y efectivamente se ve con agrado esta interesante película, pese a que lleva dentro algunos rasgos bulones un poco sombríos. Pero lo cierto es que nada más ni nada mejor hay que deducir de ella. Es parte del nutrido capítulo del cine de segunda o tercera clase. No pasará, aunque le caiga de rebote algún oscar dentro de unas semanas, a la historia de cine, pero tampoco será en ella un mal borrón que haya que extirpar u olvidar. Letra menuda, casi invisible, de esa historia.
Por ello Pauline Collins merece estar, como efectivamente está, entre las candidatas feneninas a un oscar de interpretación. La capacidad de engatusamiento que tiene esta expertísima comedianta británica es más que considerable y sólo por verle actuar merece la pena transitar sobre la epidermis -es lo único que contiene- de esta película de producción estadounidense y trasfondo británico, que el realizador
Lewis Gilbert, -recordemos de él su curiosa Affle y algún mediocre 007 de la zona tardía de la serie- sostiene con mucha habilidad y muy escaso talento.
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