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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una larga y aburrida pelea

Las películas sobre el mundo del boxeo siempre han tenido una gran tradición en Estados Unidos, e incluso han dado lugar a algunas obras maestras, pero la violencia gratuita que ha introducido Sylvester Stallone en ellas a través de la inacabable serie Rocky las ha desnaturalizado por completo. Buena prueba de ello es la película El golpe perfecto, que gira en torno a una larga y aburrida pelea en la que un boxeador de color, retirado se enfrenta a 10 fornidos y casi inexpertos jovencitos y encima les vence.La excusa narrativa es una absurda apuesta organizada entre un hombre que acaba de salir de la cárcel, un afortunado jugador de cartas y billar y un boxeador retirado para que pierda el jerarca y casi único propietario del perdido pueblo de Dixtown y todo lo que ha robado durante los últimos años pueda devolverse a sus auténticos propietarios, aunque lo único que importa es el inacabable y soporífero combate de boxeo, en torno al cual giran todas las apuestas y que ocupa sin mayor justificación más de media película.

Midnight sting

Director: Michael Ritchie. Guión: Steve McKay. Fotografía: Gerry Fischer. Música: James Newton Howard. Estados Unidos, 19512. Intérpretes: James Woods, Louis Gossett Jr., Oliver Platt, Heather Graham, Bruce Dem. Estreno en Madrid: Proyecciones, Azul, Ileal Cinema, Excelsior, España.

Dentro del anodino reparto, donde los duros James Woods y Louis Gossett Jr. se limitan a estar y no parecen creerse mucho sus aburridos papeles, sólo cabe destacar a un demasiado olvidado Bruce Dern.

Bruce Dern logra que el malo rematado que encarna, gracias a unas miradas muy calculadas, sea un personaje con una cierta gracia y haga añorar sus mejores momentos.

Desinterés

La película está rodada con desinterés y falta de entusiasmo por Michael Ritchie, un realizador que comienza su carrera hace poco más de 20 años con películas de cierto interés, como El candidato (1972) o Carne viva (1973), pero desde que empieza a dirigir anodinas comedias protagonizadas por actores como Chevy Chase o Eddie Murphy parece haber perdido el gusto por su trabajo.Desde hace demasiado tiempo sólo realiza guiones grises de la forma más fría posible, limitándose a plantar la cámara, dejar que los actores digan su diálogo y pegar un plano tras otro sin tratar de infundir la menor vida a lo que tiene entre las manos.

Subproductos

Lo que resulta lamentable es que no sólo se realicen subproductos norteamericanos como éste, sino que se estrenen en todo el mundo por la fuerza de la distribución del cine de Estados Unidos. De forma que, además de quitar el sitio a producciones de otras nacionalidades con mucho mayor interés, dejan sin ganas de volver a pisar un cine a los pobres incautos que tienen la falta de precaución de verlos.

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