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Reportaje:Los premios del cine español: el día después

Los Goya reestrenan a Jaime Rosales

La radical apuesta de 'La soledad' vuelve a las salas tras el insólito triunfo

Gregorio Belinchón

Leonor, de cuatro años, se levantó ayer y antes de ir al colegio le pidió a su padre que le enseñara ese premio que le habían dado en la fiesta del domingo. Cuando su progenitor, Jaime Rosales, le enseñó el Goya al mejor director, Leonor le miró desilusionada: ni es de chuches ni de chocolate. ¿Cómo pueden llamar regalo a esa cabeza? Leonor no conoce los Goya, igual que muchos de los espectadores de las salas españolas ni saben quién es su padre ni les suena su último filme, La soledad.

Háganse a la idea: la ganadora del Goya a la mejor película vendió menos entradas (41.400) que guarrindongadas como Wolf creek -sangre, sudor y vísceras en Australia- (67.200) o Silencio desde el mal -como decía su publicidad, de los creadores de la brutal Saw- (58.837). El mercado mastica, deglute y escupe, y en una de esas se llevó por delante la obra de un creador como Jaime Rosales, niño bonito amamantado en los pechos del festival de Cannes. En la meca europea del cine obtuvo en 2003, con su primer largo, Las horas del día, el premio FIPRESCI, otorgado por la crítica internacional, en la Quincena de Realizadores, y en 2004 fue invitado. Con La soledad participó el año pasado en otra de las secciones del certamen francés, Una Cierta Mirada.

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Con todo, ayer Rosales, tipo analítico, sincero, metódico, de ideas claras, emanaba felicidad y rechazaba la definición al uso de cineasta de autor. "El cine con futuro no es el de creadores ombliguistas o egocéntricos, sino el rodado por quienes busquen la radicalidad en la forma y que de fondo traten temas que afectan a todos. Si los jóvenes siguieran ese camino, sería fantástico".

¿En la gala triunfó el alma frente al espectáculo? "No, porque creo que la profunda emoción es también un espectáculo. A lo mejor ha ganado la intensidad emocional frente al fuego de artificio. Pero también es estupendo que haya fuegos artificiales. Si sólo existiera Bergman, nos tiraríamos todos por la ventana, ¿no?".

Sentado en una cafetería de la terminal 4 del aeropuerto de Barajas, a punto de coger un vuelo, Rosales responde con su habitual tono pausado, de meditador de palabras. La soledad le había dado el domingo un montón de sorpresas. Para alguien que en su filme asegura que la rutina manda en la vida, y que sólo la muerte la vapulea, entrando sin avisar, los tres goyas obtenidos (película, dirección y actor revelación, para José Luis Torrijo), un pleno porque llegaba con tres candidaturas, han hecho temblar su día a día. "La muerte es el hecho más trágico que afrontamos. Y a la vez, el único ineludible. Siempre me lo dice mi padre: la vida está repleta de sorpresas, y nunca sabes cómo te van a venir. Y creo que es bonito enfrentarse a la vida sin controlarla demasiado".

Como estos premios. "Me gusta mucho el mensaje que envía la Academia del Cine a los jóvenes. Si os arriesgáis, y salen bien las cosas, os premiarán. Es un estímulo para que la gente busque nuevas maneras de percepción. El cine todavía está en pañales. Hay tanto por explorar...". La charla se interrumpe. Aparece José Corbacho, presentador de la gala, y es recibido por Rosales al grito de "¡Corbacho, sinvergüenza!". Rosales, barcelonés de 37 años residente en Madrid, es furibundo seguidor del Barça. Corbacho, catalán, se destapa como madridista. Comienza la discusión, cortada por los efusivos halagos mutuos. Según Corbacho, "en verano estuve en La Bombonera [estadio bonaerense de fútbol] y ganó la liga un equipo de barrio, con él viví otro momento así el domingo".

Despedida y vuelta a la charla. Al cineasta aún le duele el poco público que vio su trabajo, un drama en el que se entrecruzan la vida de dos mujeres. Rosales esperaba una respuesta más positiva: "Nos quedó, tras el rodaje, poco dinero para marketing. Y luego apostamos por un estreno en verano, después de Cannes. Dudé, hubo muchas charlas y al final no funcionó. Era un filme otoñal. Ahora sale de nuevo en salas. Pensé que con la temática y con la emoción que transportaba, sería una película más hospitalaria para el público que lo que luego demostró en taquilla". En DVD la cosa mejoró y este próximo viernes saldrá su cuarta edición, además de reestrenarse el filme en treinta salas. "Deberíamos pensar más en nuestro futuro. En uno de los agradecimientos hablé sobre los niños, porque ellos van a construir esta sociedad. Nos falta un pensamiento global sobre los ciudadanos que queremos para el futuro: ¿máquinas de producir y consumir, o alguien capaz de pensar, de buscar soluciones nuevas? El estímulo intelectual y emocional que produce la cultura es muy importante". Convencer a Leonor de la utilidad de un Goya sin chuches va a ser más difícil.

Jaime Rosales, ayer en el aeropuerto de Barajas.
Jaime Rosales, ayer en el aeropuerto de Barajas.GORKA LEJARCEGI
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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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