Gran música entre grandes vinos
Lleva ya 28 ediciones a sus espaldas y se ha consolidado desde hace tiempo como una de las citas indispensables de la música barroca. El Festival de Beau-ne, en el corazón de la región francesa de Borgoña, se celebra durante los fines de semana del mes de julio con una fórmula tan racional como sensiblemente eficaz: los viernes y sábados hay conciertos y óperas con grupos de relumbrón en el hotel Dieu (del siglo XV) o en la basílica de Notre-Dame (siglos XII-XVI); los domingos un recital intimista en la Sala de los Pobres del Hospicio, a cargo de un cantante, preferentemente un contratenor. Los Christie, Dumestre, López Banzo, Rousset o McCreesh estarán los próximos fines de semana. Son visitantes habituales como también lo son los Garrido, Florio o Savall.
La gran sensación ha sido el programa mozartiano de Jérémie Rhorer
En la apertura de la edición de este año ha actuado el pasado viernes Roberto Alessandrini, con el Concerto Italiano en El retorno de Ulises a la patria, de Monteverdi, cerrando la trilogía del compositor italiano en Beaune, y adelantándose en unos meses a la representación de este título en la Scala de Milán con los mismos intérpretes musicales y puesta en escena de Robert Wilson. Ha cantado como los ángeles Sara Mingardo, encabezando un reparto de campanillas con Furio Zanasi y otros destacados nombres del repertorio barroco. La ópera, como es habitual en Beaune, ha sido retransmitida en directo por France Musique a emisoras de 16 países.
La gran sensación de estos días ha sido, en cualquier caso, el programa mozartiano del joven y exultante director Jérémie Rhorer con la Orquesta Cercle de l'Harmonie y el coro Les Eléments en Thamos, rey de Egipto, antecedente en cierto modo de La flauta mágica, de la que se ofreció asimismo la obertura, al igual que el oratorio La huida de Egipto, de Rigel, todo ello con un reparto vocal muy estimable formado por Andreas Wolf, Mathias Vidal, Eugénie Warnier y Camilla Merckx. Llevan Rhorer y la orquesta desde 2006 como "residentes" del festival haciendo cada año una ópera de Mozart.
El niño mimado de Christie y Minkowski está respondiendo a las mil maravillas a las esperanzas depositadas en él. Su carrera internacional no ha hecho más que comenzar. Su estilo fresco e impulsivo se agradece. Habrá que seguir de cerca su trayectoria. En el relax final el contratenor Lawrence Zazzo y la laudista japonesa Shizuko Noiri dieron un recital unificado por temas alrededor de la locura y la Luna con músicas de Dowland, Purcell, Schumann y Burgon, entre otros.
