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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Tenemos un problema ...

Los hechos de la Historia: en abril de 1970, una misión aeronáutica estadounidense con destino a la Luna, a bordo del Apolo XIII e integrada por los astronautas Jim Lovell, Fred Haise y Jack Swigert deben afrontar una avería a escasos kilómetros del satélite terrestre, avería no prevista en ninguna de las hipótesis de accidente en vuelo contempladas a priori.La odisea de los tres hombres, más la de sus muchos colegas que desde el Cabo Cañaveral controlaban todas las incidencias del vuelo, más el apoyo incondicional de un antiguo colega asignado a la misión y baja de última hora, Ken Mattingly, duró siete interminables días que las televisiones de todo el planeta, y no digamos ya las americanas, siguieron día a día, en un crescendo dramático que tuvo en vilo a mucha gente por aquellos días.

Apolo XIII

Dirección: Ron Howard. Guión: William Broyles y Al Reinert. Fotografía: Dean Cundey. Música: .James Horner. Producción: Brian Grazer para Universal, EE UU, 1995. Intérpretes: Tom. Hanks, Bill Paxton,. Kevin Bacon, Gary Sinise, Ed Harris, Kathleen Quinlan. Estreno en Madrid: Capitol, Luchana, Excelsior, España, Aragón, Real Cinema, Cid Campeador

Un artesano

La película: varios años de spués, un anodino, artesano de esos que igual sirven para un barrido que para un fregado Ron Howard -son suyos títulos como l,2, 3... ¡Splash!, Willow o Un horizonte muy lejano. lo que se dice un tip o versátil para elegir malos proyectos se pone al frente de un equipo estelar para recrear, a partir de los recuerdos. del comandante del vuelo, Jim Lovell, aquellos azarosos siete días.El resultado es una peripecia claustrofábica, preñada de buenas intenciones -entre las cuales destaca, por encima de todo, la voluntad de hacer uno de ésos filmes con hazañas "más grandes que la vida", o si .la prefiere,. la apuesta de convertir un sonoro fracaso objetivo en una gigantesca victoria sobre la adversidad-, llena de buenos actores al frente de los cuales está la más acabada versión actual del americano medio, Tom Hanks y con medios más que generosos. Pero la pe lícula tiene, corno los astro nautas cuya gesta intenta amplificar urbi et orbe, un problema... que son varios.

Apolo XIII es, como tantas otras películas del espacio, y como ese filón perpetuo del ciñe americano que ha sembrado con sus evidencias a buena parte de los viajes cinematográficos al espacio, el cine de submarinos, un filme que se aguanta a partir de dos premisas: una aparentemente sofisticada jerga técnica, completamente imposible de entender por el respetable pero que, como el latín litúrgico anterior al Vaticano II, parece imbuir a quienes la usan de una majestad apabullante sobre el resto de los mortales.

Y dos, un uso determinado, y muy significante, del factor tiempo con intenciones, no ya dramáticas, sino sencillamente de constructor de la trama. ¿Por qué lo que funciona en otros muchos casos no logra cuajar aquí? ¿Por qué, en definitiva, Apolo XIII resulta una película tan soberanamente aburrida?

La respuesta no es, fácil, pero sí posible. El filme tiene, hay que reconocerlo, todos los elementos requeridos para funcionar; sin embargo, le falta, además de un cineasta competente, un guión más atento a la descripción de personajes, menos ocupado por sorprender al dudoso coste de resulta apabullante en su descripción de los artilugios técnico-científicos empleados en la misión espacial.

Un espectador con tiempo y ganas puede detenerse a contar las innumerables veces que los diálogos remiten a algo que resulta incomprensible: la relación es abrumadora. Y no vale con decir que también otros filmes como 2001 o Alien, por poner dos ejemplos de ficciones cuya construcción prevé un peligro inminente y mortal para una tripulación espacial, empleaba también la jerga seudocientífica habitual.

Lo que aquí se emplea es simplemente el exceso anestesiante, agravado también por otro factor cuyo descontrol. resulta curioso en una película americana actual: la pésima elección del cast, provocada antes, por el parecido físico de los actores con sus originales, que por la adecuación del cada arquetipo actoral a los roles asignados.

Descompensado

El resultado es un filme desmesuradamentle largo, desproporcionadamente descompensado entre su inversión, sus intenciones y sus logros; un largo biopic sobre personajes de los que nada sabemos, maridos de unas sufrientes esposas que más parecen adornos, astro nautas a quienes se confía la siempre inquietante labor de engrandecer los laureles patrios.No niega este crítico que el filme pueda resultar más atractivo en los Estados Unidos, por aquello del patriotismo y por el indudable gancho estelar que le proiporciona un Tom Hanks que, todo sea dicho, luce aquí mucho más desorientado que de costumbre. Pero las andanzas de este nuevo Forrest Gump del espacio y de sus compañeros no logra sobrepasar el dudoso estatuto de película cara con muy poco, o nada, dentro.

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