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Entrevista:

"El fenómeno más importante antes de la guerra civil era la universidad"

Entrevista con Germán Bleiberg, Premio Nacional de Literatura de 1938

Ángel S. Harguindey

Germán Bleiberg es un caso típico de esa inmensa y dolorosa diáspora republicana e intelectual que se exilió algunos años después de finalizar la guerra y que desarrolló su importante trabajo en el extranjero, un trabajo vinculado temática y vitalmente a España. Bleiberg fue Premio Nacional de Literatura en 1938, compartido con Miguel Hernández. En la actualidad desempeña sus funciones docentes en la cátedra de Humanidades Andrew M. Mellon, del Vassar College de Nueva York. Dirige el Diccionario de Historia de España, editado por Revista de Occidente, y codirige, con Julián Marías, el de Literatura Española, para la misma editorial.«Conocí a Miguel Hernández -declaró a EL PAIS durante su reciente estancia en España- en el año 35. Le traté durante la guerra civil y más intensamente cuando nos citábamos con cierta frecuencia en Valencia, en la segunda mitad del año 38, para intentar cobrar el importe del Premio Nacional de Literatura, lo que, naturalmente, no conseguimos.»

«Luego, al terminar la guerra, coincidimos también -incluso creo recordar que yo llegué antes- en la prisión habilitada en la calle de Torrijos (hoy del Conde de Peñalver). Miguel Hernández llegó tres o cuatro días después y allí convivimos durante cinco meses, cuando Hernández salió para una efímera libertad. En esta prisión es donde escribió las Nanas de la Cebolla y creo que fui el primero en leerlas. La deuda literaria que tengo con Miguel Hernández es la de haberme dado la idea de escribir algunas nanas yo mismo.»

-¿Cuáles eran a su juicio, las cualidades más destacables de Miguel Hernández?

-Su absoluta convicción y honradez ideológicas, aunque yo creo que no pertenecía a ningún partido político y, al mismo tiempo, su indudable maestría como poeta capaz de comunicar por un lado sentimientos y, por otro, capaz de despertar en el lector, más que en el oyente, una respuesta al nivel de su intención lírica.

Bleiberg pertenece por su fecha de nacimiento, 1915, a lo que se vino en llamar «generación del 36», inmediatamente posterior a la del 27, no, obstante conoció a los integrantes de la generación precedente y compartió con alguno de sus miembros tiempo y anhelos.

«Pertenecí a La Barraca y estuve con ellos durante el verano del 34. Creo que de aquello provino toda la posible renovación del teatro español. En primer lugar, la revalorización del teatro clásico, que nunca se había representado con tanta eficacia o dramática o cómica, según los casos, como en el teatro dirigido por Federico García Lorca. El repertorio era eminentemente del Siglo de Oro, con la única excepción de una adaptación teatral que hizo Lorca de La tierra de Alvargonzález, de Machado.»

«García Lorca era un excepcional e infatigable director, con ensayos que duraban de ocho a diez horas seguidas.»

Guernica

La afición teatral de Bleiberg, manifestada en su participación con el grupo de La Barraca, se ve ratificada poco después al estrenar, en 1937, Rafael Albertí y María Teresa León, su Sombra de héroes, obra en la que por primera vez en la literatura universal, se cita todo el bombardeo de Guernica, incluso antes de que Picasso pintara su célebre cuadro. Un año después, en 1938, conseguiría el mencionado Premio Nacional de Literatura por su obra dramática en tres actos La huida. En 1939 se publicaría su tercera obra teatral, Amanecer (Sombra de héroes y Amanecer han sido reeditadas en un tomo de teatro de Cuadernos para el Diálogo).«Como yo estudiaba en la facultad de Filosofía y Letras -añade Bleiberg-, conocí mucho a Pedro Salinas, Jorge Guillén, Dámaso Alonso y también tuve un trato muy asiduo con uno de los críticos más eminentes y periodista, Melchor Fernández Almagro, a los que considero más o menos, directa o indirectamente, como maestros.»

Del teatro a la poesía, Sonetos amorosos (1936), Más allá de las ruinas (1947) y una Selección de poemas, 1936-1973, publicada por Grant y Cutler, en Londres, en 1975.

-¿Qué destacaría de todo aquel ambiente cultural previo a la guerra civil?

-Para mí, el fenómeno más importante de los años precedentes a la guerra civil creo que fue la Universidad, que contaba con un profesorado que yo creo no existió, junto, en ninguna parte del mundo. En aquella facultad de Filosofía y Letras impartían clases Ortega, Menéndez Pidal, José Gaos, Zubiri, Montesinos y Américo Castro, entre otros, y en donde, al mismo tiempo, era posible asistir a un recital de poesía de Pablo Neruda presentado por Federico García Lorca.

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