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Reportaje:

Un auditorio 'eterno' para Roma

Renzo Piano relata el proceso de creación de la Ciudad de la Música, que se inaugura hoy

La música llenará hoy el espacio sobrio e impecable de las dos salas de la Ciudad de la Música que estrena Roma en todas sus variantes. Pero será una inauguración tan solemne como atípica, porque de las tres salas que integran el impresionante conjunto, la mayor, con más de 2.800 butacas, no está terminada. ¿Por qué tanta celeridad entonces en cortar cintas inaugurales? Renzo Piano, de 64 años, arquitecto genovés famoso, entre otras cosas, por haber diseñado el Centro Pompidou de París o la Postdammerplatz de Berlín, premio Pritzker en 1998, cree que es incorrecto hablar de obra inacabada. 'El auditorio, mejor dicho, el espacio de 55.000 metros cuadrados que albergará todo tipo de conciertos, está concluido, sólo quedan pendientes aspectos secundarios. Por eso no se puede decir que la obra esté incompleta', dice el arquitecto en conversación telefónica desde su estudio de Génova. El conjunto ha sido construido con piedra de travertino, ladrillo cocido y plomo. 'Los materiales romanos por excelencia', explica Piano, convencido de que 'el auditorio se insertará en la ciudad como si siempre hubiera estado aquí'.

'Es una tarea espléndida construir instrumentos musicales. Y este auditorio lo es'

A la satisfacción de la obra terminada se suma el agotamiento, pero nada empaña la felicidad de Piano, que a lo largo de su carrera se ha enfrentado en muchas otras ocasiones al desafío de crear un 'contenedor' para la música. 'Es mi séptimo auditorio'. Y, para subrayarlo, en el nuevo auditorio se ha instalado una exposición con todas las anteriores obras del arquitecto, a partir de 1970, cuando construyó en París el Ircam con Pierre Boulez y Luciano Berio. 'Es cierto que soy un apasionado de la música, que me interesa mucho; precisamente por eso es una tarea espléndida construir instrumentos musicales. Y este auditorio lo es. No se trata sólo de una metáfora. Mientras los instrumentos musicales están creados para producir sonidos, estas salas del auditorio están construidas para reproducir esos sonidos, para escuchar música y, a fin de cuentas, sólo son grandes cajas armónicas'.

Las dimensiones cambian, por supuesto. 'Si el violín es una caja armónica de 50 centímetros, y el piano una caja armónica de 2,5 metros, estas salas son cajas armónicas de 50 metros, pero la esencia no cambia. Por eso era imprescindible utilizar la madera, porque es el material del que están hechos los instrumentos musicales, es el material de la música'.

Al contrario que en el caso del teatro Degli Arcimboldi, nueva sede provisional de La Scala de Milán, donde se produjeron fricciones entre el arquitecto Vittorio Gregotti y el director musical Riccardo Muti, en Roma todo ha ido como la seda. Piano dice haberse sentido en perfecta sintonía con Luciano Berio, director musical del auditorio de Santa Cecilia, y también con el director de la orquesta, Myung Whun Cgung. 'Ha habido total acuerdo con el proyecto cultural de Luciano Berio, por la simple razón de que su proyecto cultural es también el mío. Hay que comprender que empezamos a colaborar hace 30 años, toda una vida. He aprendido de Luciano lo que es la música, y lo que es la investigación musical, porque yo llamaría a mi auditorio, fábrica de la música. Pretendemos que sea un laboratorio musical. La obra es fruto de la combinación de su concepción cultural de la música y mi perspectiva arquitectónica. Lo que significa que esta Ciudad de la Música de Roma se estructura sobre varias salas diversas pensadas para diferentes tipos de música'.

Tres salas con distintos aforos (la pequeña, de 700 asientos; la mediana, de 1.200; la grande, de 2.800), como armadillos de techo gris y un teatro para conciertos al aire libre con capacidad para 3.000 personas. Todo ello circundado por un exquisito jardín y dotado de todas las comodidades comerciales del mundo de hoy: tiendas de música, restaurantes, y, por supuesto, un aparcamiento subterráneo. Una especie de ciudad medieval dedicada enteramente a la música.

Piano reconoce que el proceso ha sido toda una aventura. 'En realidad, un arquitecto es como un aventurero, pero necesita tener un objetivo claro. No puede crear sólo sobre la base física de la materia, necesita utilizar las emociones'. Pero existe, además, la dimensión externa de la obra, que debe integrarse perfectamente en el paisaje. 'Sí, éste es otro de los aspectos que definen la tarea del arquitecto, el ser local y universal a un tiempo. La música es universal, da igual escuchar a Bach en Nueva York o en Roma, pero luego hay un aspecto local, y como este auditorio está ubicado en Roma y tiene que estar ligado con la ciudad, es necesario enraizarlo en ella. La romanidad es esa identidad compleja que procede de la naturaleza que rodea a Roma, de la piedra de travertino, presente también en el pavimento, y del ladrillo. Luego está el plomo, que es el material de los techos, y que se encuentra en la mayoría de los monumentos romanos, en las cúpulas de las iglesias barrocas, un material que se oxida y se blanquea'.

En Roma no se había construido ninguna gran obra importante en los últimos 30 años. ¿Tanto miedo da competir con un conjunto artístico como el que ofrece esta ciudad? 'No. Cuanto más carácter tiene una ciudad, más fácil es reconocer este carácter y, por lo tanto, trabajar en ella. Le doy un ejemplo: la villa romana que se encontró al iniciar las excavaciones, lejos de ser un fastidio, ha sido una cosa extraordinaria, la hemos incorporado al conjunto, y ha terminado por ser otra forma más de radicar el edificio en Roma. La personalidad fuerte sugiere al arquitecto de manera más clara los elementos en los que debe anclar su proyecto. Sin personalidad es mucho más difícil'.

Una panorámica tomada el 20 de marzo de la Ciudad de la Música, el espacio de 55.000 metros cuadrados concebido por el arquitecto Renzo Piano.
Una panorámica tomada el 20 de marzo de la Ciudad de la Música, el espacio de 55.000 metros cuadrados concebido por el arquitecto Renzo Piano.MORENO MAGGI

Ocho años y más de 180 millones de euros

La Ciudad de la Música de Roma ha costado más de 180 millones de euros y casi ocho años de trabajo. Comprende un total de 55.000 metros cuadrados de extensión, con medio millón de metros cúbicos construidos. Consta de tres salas de concierto y cinco de grabación, un anfiteatro al aire libre, plazas y jardines, además de un área de 42.000 metros cuadrados destinada a servicios (restaurantes, bares, tiendas, una escuela de música, etcétera). Por tener, tiene hasta unas ruinas romanas dentro, que todos los visitantes podrán admirar. Se trata de un mini-museo con 153 objetos de la villa romana de los siglos VI antes de Cristo al II después de Cristo descubierta en 1995 mientras se iniciaban las excavaciones para poner los cimientos del auditorio. Un hallazgo que, según Renzo Piano, 'lejos de ser un inconveniente, ha sido un aliciente más. La gente que vaya al auditorio podrá admirar esas ruinas que testimonian todavía mejor la perfecta sintonía entre la ciudad de Roma, su pasado y su presente representado en el auditorio'.

Atrás quedan años de interrupciones desesperantes, cuando la inmensa cantera, cercana al estadio olímpico de Roma, parecía condenada al abandono. Años de interminables problemas burocráticos que acabaron en una nueva licitación que dejó el proyecto en manos de dos empresas, Impregilo-Colombo, distintas a las inicialmente ganadoras. El auditorio, un ente autónomo aunque ligado al Ayuntamiento de la capital, será inaugurado hoy por el presidente de la república, Carlo Azeglio Ciampi, y por el alcalde Walter Veltroni, al que acompañará su predecesor, Francesco Rutelli, verdadero artífice del auditorio. Para subrayar la importancia del día, habrá 13 conciertos en los que participarán la orquesta de Santa Cecilia, el violinista Uto Ughi y el pianista Alessandro Specchi y las hermanas Labèque, y también grupos de música folclórica como Taraf de Haïdouks, y moderna. La estrella del rock Patti Smith cerrará la jornada a medianoche.

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