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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La moda juvenil

La carrera de James Ivory está salpicada de buenas películas, en un crescendo que siempre desemboca en fiasco. Después de una serie de miniatutras realizadas con ciertas limitaciones presupuestarias pero con un sentido de la exactitud prodigioso -recuérdense cintas como The Bostoníans o A room with a wiew y compárense con la posterior Maurice o véase el abismo que separa The Europeans de Quartet-, Ivory se ha separado de su guionista habitual -Ruth Prawar-, de sus clásicas reconstrucciones de época y de su condición de Henry James del cine para sumergirse en Nueva York de la mano de Tama Janowitz y de unos cuentos que ya quiso filmar Andy Warhol.Sin duda Ivory es una persona de talento muy especializado, que se siente a gusto guardando las distancias, no implicándose en lo que cuenta más allá de una cierta simpatía irónica por sus protagonistas. Lo suyo es casi un grado cero de la puesta en escena, que queda a manos de guionistas, decoradores, fotógrafo y de su último toque como persona sensible y culta. Esa es su actitud en Slaves of New York, donde contempla con frialdad las desventuras de Eleanor (estupenda Bernadett Peters) y sus esfuerzos para:ibrirse paso como diseñadorade sombreros exóticos. Al final el azar se apiada de ella y podría abandonar su condición de esclava de lo que dicen los demás, de la moda, del dólar....

Esclavos de Nueva York

Director: James Ivory. Intérpretes: Bernardette Peters, Adam Colemann Howard, Nick-Corri, Madelaine Potter, Chris Sarandon, Mary Beth Hurt, Mercedes Ruehl. Guión: Tama Janowitz basado en sus relatos. Fotografía: Tony Pierce-Roberts. Productor: Ismail Merchant. Estados Unidos, 1989. Estreno en Madrid, cine Alphaville.

El filme está salpicado de personajes y situaciones divertidas, de una comicidad fundada en la extravagancia: de decorado, de vestuario, de las convenciones morales de los personajes... son gente moderna "enamorados de la moda juvenil" y de la que ya no lo es tanto, pero... de Nueva York, es decir de la capital por antonomasia, donde cualquier nimiedad puede merecer los mayores honores. donde diseñadores y peluqueros pasan por filósofos pero también donde acuden -o acudían- todos aquellos que quieren hacerse un nombre en su especialidad. Ivory no sabe qué hacer con esa fauna y se entretiene siguiendo sus andanzas erráticas, a dinamitar su lógica o abrazarla, a hacer algo más que sonreir desde la superioridad de quien conoce su vano agitarse.

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