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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Marlowe adulterado

A finales del siglo XVI, Christopher Marlowe escribe su famosa tragedia Eduardo II, origen del drama clásico teatral inglés. Desde entonces, la historia del joven rey que, una vez coronado en 1307, colma de honores a su favorito, Gaveston, y abandona a su esposa, Isabella, y los deberes de Estado, mientras la nobleza y el clero se alían contra él hasta llevar a Inglaterra al borde de la guerra civil, ha sido profusamente representada.El pintor y realizador británico Derek Jarman, especialmente conocido por sus largometrajes Sebastiane (1973) y Caravaggio (1985), ha tomado la obra de Marlowe como punto de partida, pero no para hacer, como suele ser habitual en sus montajes, una disquisición más o menos personal sobre el poder, el deseo, la traición y la muerte, sino para hacer una extraña mezcolanza de elementos homosexuales, que aparecen en el trasfondo de la obra, y anacrónicos, que ninguna falta hacían, para subrayar un pretendido aspecto gay de la obra, lo único que realmente parece interesarle.

Edward II

Director: Derek Jarman. Guionistas: Derek Jarman, Stephen McBride, Ken Butler. Fotografía: lan Wilson. Reino Unido, 1991. Intérpretes: Stephen Waddlngton, Andrew Tiernan, Tilda Swinton. Estreno en Madrid: Ideal (versión original subtitulada).

Falta de imaginación

Realizada sin mucha imaginación, con más falta de medios que austeridad narrativa, esta versión de Eduardo II, que en absoluto trata de disimular sus orígenes teatrales, se desarrolla entre una sucesión de muros de cartón piedra y sobre un suelo de arena, y en ningún momento logra, porque ni siquiera lo pretende, transmitir el profundo drama que atormenta a sus personajes. Toda su fuerza y sus Intenciones se consumen en algunos momentos de intimidad homosexual y en que aparezcan algunos hombres disfrazados de monja en una manifestación chillando a favor del poder gay.Sólo brillan ciertos momentos en que Stephen Waddington, como Eduardo II, y Andrew Tiernan, como Gaveston, dejan de bailar o hacer tonterías sobre el trono y se concentran en algún espléndido fragmento, no adulterado, del texto original de Marlowe. En cualquier caso, resulta bastante significativo de los resultados alcanzados en esta demasiada adulterada versión de Eduardo II que en este montaje eminentemente masculino la elegante Tilda Swinton, en el papel de Isabella, sea la ganadora de los premios de interpretación.

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