Jaime Rosales, único español en el palmarés gracias a la crítica

Recogió el premio en la sala de prensa, y allí Jaime Rosales cosechó más aplausos que silbidos (que los hubo). El cineasta, galardón a la mejor película con Tiro en la cabeza según Fipresci, la federación de la Crítica Internacional, se convirtió en la única presencia española en el palmarés del certamen. Según un miembro del jurado Fipresci, los españoles ni abrieron la boca: fueron los extranjeros quienes barrieron hacia el campo local. "No hay que pensar en cinematografías nacionales, sino en cineastas", respondió el director. Feliz -"No me esperaba nada"-, Rosales defendió de nuevo su trabajo: "Existen películas, como la mía, que provocan grandes pasiones y grandes fobias", antes de asegurar: "En mi carrera va a ser un filme que marcará un antes y un después, porque ya rodando tuve la sensación de estar en el centro de la creación". Y en cuanto a las críticas negativas, comentó: "Tiro en la cabeza es antipropagandística. Vivimos una tremenda contaminación política en la sociedad".

Ayer, San Sebastián devino en muro de las lamentaciones fílmicas con la muerte de Paul Newman. A él se refirieron desde su director, Mikel Olaciregui ("Su fallecimiento empaña el cierre y nos llena de tristeza"), pasando por los premiados, hasta Paul Thomas Anderson (Pozos de ambición), encerrado en la habitación "muy afectado". Las alegrías corrían por otros barrios, los femeninos. Samira Makhmalbaf (El caballo de dos piernas) ganó el mismo premio que su hermana Hana el año pasado con Buda explotó por vergüenza. "Hago películas por amor y los premios te lo devuelven", aseguró. Jonathan Demme, presidente del jurado, insistió en que no había una Concha de Plata ex aequo, sino dos conchas de plata a la mejor actriz. Una para la francesa Tsilla Chelton, que con 90 años se fue a Turquía a rodar, "y mira que mis amigos y mi familia me decían que no lo hiciera", y otra para Melissa Leo: "Me siento en un sueño. En todo el mundo vivimos tiempos que asustan, y entonces nos volvemos hacia el arte y la familia, y eso resume mi filme, Frozen river". La realizadora de la Concha de Oro, la turca Yesim Ustaoglu, remató: "Siento total libertad en mi país. La caja de Pandora defiende la esperanza y el premio me reafirma".