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John Galliano será procesado por "injurias raciales"

El diseñador pide disculpas y niega su condición de antisemita

Antonio Jiménez Barca

El diseñador John Galliano, hasta el martes responsable de la línea de ropa femenina de Dior, se sentará en el banquillo de un tribunal francés antes del verano acusado de proferir "injurias raciales". Se enfrenta a una condena de seis meses de cárcel y a una multa que puede alcanzar los 25.000 euros. La Fiscalía parisiense decidió ayer actuar de oficio tras examinar las dos denuncias presentadas ante la policía la semana pasada por tres personas: la primera fue interpuesta el pasado jueves por una pareja que aseguró que mientras se encontraba en el café La Perle, en el barrio parisiense de Le Marais -donde vive Galliano-, el diseñador les insultó profiriendo frases antisemitas. La segunda fue presentada el sábado por una mujer, que, según afirma, fue objeto también de los insultos racistas de Galliano.

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Pero más allá del desarrollo del juicio y de las denuncias presentadas, un vídeo grabado con un teléfono móvil en diciembre de 2010 -también en el café La Perle, del que el diseñador es asiduo- ha marcado irremediablemente el futuro profesional de Galliano.

En la grabación, emitida el lunes por el periódico The Sun, el exresponsable de los desfiles de moda femenina de la casa francesa, visiblemente ebrio, sentado solo en una mesa, aseguraba en inglés, dirigiéndose a dos chicas y a un chico sentados en una mesa contigua: "Adoro a Hitler... Personas como vosotros estaríais muertos. Vuestros padres y vuestras madres estarían gaseados".

La difusión planetaria del vídeo, con la patética imagen de un Galliano alcoholizado alabando a un genocida y las reacciones que siguieron (Natalie Portman, de procedencia israelí, calificó simplemente el comentario de "asqueroso") desembocó en el despido de Galliano. Dior consideró su comportamiento, según aseguró el martes en un comunicado, "particularmente odioso".

Ayer, Galliano, mediante otro comunicado, esta vez emitido desde Londres por sus abogados, pedía perdón: "Presento mis excusas sin reserva si mi conducta ha podido molestar. En nuestra sociedad, el antisemitismo y el racismo no tienen sitio".

Galliano, de 50 años, nacido en Gibraltar, barroco y teatral, considerado por muchos un genio y por otros un diseñador excesivo y sobrevalorado, fue fichado por Dior en 1997 por encargo particular de Bernard Arnault. El presidente de LVMH, el primer grupo mundial del lujo, del que depende Dior, tenía el objetivo de revitalizar la marca y las ventas. Logró las dos cosas, pero a costa de que la casa Dior quedara ligada a las extravagancias de un diseñador que solía despedir sus desfiles -exitosos en su mayoría- vestido de astronauta, pirata, Napoleón o torero.

En los últimos tiempos, según publican varios medios franceses, Galliano, al parecer, acudía poco al taller, inmerso en una espiral destructiva de alcohol y obsesión por adelgazar. Algunos amigos aseguraban ayer en radios y televisiones francesas que Galliano había decidido acudir a una cura de desintoxicación fuera de Francia.

Su despido ha conmocionado al mundo de la moda, que ha empezado instalada en un fenomenal embrollo su bianual celebración de poderío y creatividad que supone la semana de los desfiles de París. El diseñador Karl Lagerfeld se refirió así al incidente en la publicación Women's Wear Daily: "Esto me pone furioso (...) La imagen ha dado la vuelta al mundo. Y es una imagen horrible para la moda, porque se puede pensar que todos los diseñadores son así".

A pesar de las convulsiones, el desfile previsto para mañana por Dior, en la Casa Museo de Rodin en París, se mantiene. Ahora, todos los especialistas de moda especulan sobre cuál será el futuro de esta firma de alta costura tras la marcha de quien la ha dirigido con su particular estilo durante tantos años. Una de las teorías que circula es la de que Dior aprovechará la salida del polémico diseñador británico para cambiar de estrategia, girar 180 grados y olvidarse de las extravagancias -y del genio creativo- de Galliano. Suena como sustituto Hedi Slimane, mucho más sobrio, que fue responsable del resurgir hace unos años de la moda masculina de la firma, a la que convirtió en el gran referente del vestir para hombre en los primeros compases del siglo.

John Galliano al término de un desfile en París en 2010.
John Galliano al término de un desfile en París en 2010.M. VIDON (EFE)
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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.
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