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Análisis:ÓPERA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Karajan toma en su centenario Salzburgo

Falta menos de un mes para que se cumpla el centenario del nacimiento de Karajan en Salzburgo. Su ciudad natal no podía permanecer al margen de los recuerdos, y menos en los días del Festival de Pascua, que él creo en 1967 y dirigió hasta su muerte en 1989. Es la ópera que se representa este año -La walkiria- con la que se abrió el 19 de marzo de hace 41 años uno de los festivales más selectos del planeta -"un enclave de civilización, de belleza y de paz", en palabras de Mario Vargas Llosa- y fue entonces Karajan quien la dirigió musical y escénicamente. La presencia de la Filarmónica de Berlín es lo que otorga el sello de distinción al festival. Con La walkiria, Simon Rattle y Stéphane Braunschweig han abierto el fuego operísticamente de esta edición de 2008.

En el primero de los conciertos sinfónicos, Ozawa ha dirigido a la Filarmónica en la Décima, de Shostakóvich, y el Concierto para violín, de Beethoven, con la perfeccionista Anne-Sophie Mutter de solista. Mutter, en 1963, cuando tenía 13 años, debutó con Karajan en Salzburgo.

La dirección musical de Rattle es fogosa y nada retórica o fundamentalista, poniendo de relieve en cada momento el factor humano de los personajes. Conceptual en una primera lectura, la mirada escénica que plantea Braunschweig va a lo esencial y se deja de discursos simbólicos añadidos. La separación entre naturaleza y civilización otorga al conflicto una tensión dialéctica. El ambiente opresivo, en ocasiones, permite sin embargo una salida al exterior con una ventana o una puerta abierta. En la alternancia de sueños y realidades, de renuncias y deseos, va transcurriendo la obra con una sobriedad visual cercana al teatro intimista, incluso en una escena tan aparatosa como la de la célebre cabalgata. La Filarmónica de Berlín está inmensa. La sección de contrabajos, por poner un ejemplo, es un espectáculo en sí mismo desde los acordes iniciales, con la creación de una atmósfera de inquietud y energía que atrapa por todos los costados. De las voces, destaca la de Eva Maria Westbroek como Sieglinde, pero en general todo el elenco está equilibrado y es muy meritoria la construcción del personaje de Wotan a cargo de Willard White.

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