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Reportaje:

Ladrones con poco arte

Cada año se registran en España unos 150 robos contra el patrimonio artístico

En España se producen anualmente unos 150 robos de obras de arte, tanto en territorio controlado por la policía como en el que está bajo demarcación de la Guardia Civil. Generalmente se trata de pinturas, imágenes o piezas de arqueología guardadas en domicilios particulares. Los museos son prácticamente invulnerables para los ladrones, como lo prueba el hecho de que en 2007 sólo se registrase el hurto de un cuadro en el Museo Diocesano de La Rioja, según fuentes policiales. En la base de datos de la Brigada de Patrimonio Histórico del Cuerpo Nacional de Policía figuran más de 7.000 piezas desaparecidas en los últimos 15 años.

La policía, a través de Interpol, tiene cursada una orden para localizar alrededor de 500 obras de arte sustraídas en España. Entre ellas sobresalen Retrato de una dama y Mano del retrato del arzobispo Fernando Valdés, de Diego de Velázquez, dos óleos de gran valor sustraídos en agosto de 1989 del Palacio Real de Madrid junto con Retrato de una dama, de Juan Carreño de Miranda, y un San Carlos Borromeo de Bayeu. En su momento, los cuadros fueron valorados en más de 300 millones de pesetas (18 millones de euros).

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La Brigada del Patrimonio Histórico realizó en 2007 investigaciones sobre 38 robos: uno en el Museo Diocesano de La Rioja, 10 en iglesias, cuatro en domicilios particulares, tres en yacimientos arqueológicos, siete en galerías de arte y salas de subasta y 13 en otros establecimientos. En total, fueron 507 piezas las sustraídas.

En 2006, la policía actuó a raíz de 24 robos: ocho en iglesias, cinco en domicilios particulares, nueve en diversos establecimientos y dos en museos. En uno de éstos, el Museo Arqueológico de Barcelona, los ladrones se adueñaron de 106 piezas, entre ellas 105 grabados de Giovanni Battista Piranesi. La actuación de los ladrones supuso la pérdida de un total de 383 piezas.

"Los asaltos a iglesias, que años atrás fueron una plaga, han disminuido radicalmente no sólo porque las autoridades eclesiásticas han puesto a buen recaudo lo más valioso, sino porque han reforzado muchísimo las medidas de seguridad", explica el inspector-jefe Tomás Antón. No obstante, la policía recuperó recientemente en Sevilla unas tallas religiosas y un retablo que habían sido hurtados de una ermita privada de Osuna en mayo de 2007.

La mayoría de los robos se registran en viviendas, y generalmente se trata de cuadros de artistas modernos, que los cacos se llevan sin conocer su valor. Pero nada como lo ocurrido en agosto de 2001, cuando un grupo de delincuentes saqueó el domicilio madrileño de la empresaria Esther Koplowitz, adueñándose de una veintena de cuadros, entre ellos La caída del burro y El columpio, de Goya. Un golpe de tal envergadura sólo fue posible gracias a la complicidad de los vigilantes de la mansión. La policía, que engañó a los cacos haciéndose pasar por comprador, logró rehacer la valiosa pinacoteca.

La Brigada de Patrimonio Histórico tampoco tiene noticias de que en España se haya producido nunca un caso en el que los autores de un robo hayan solicitado el cobro de un rescate para devolver el botín. Algo que sí ha sucedido en otros países como Suiza, donde unos pistoleros se llevaron de un museo de Zúrich, el pasado 10 de febrero, los óleos Ramas de castaño en flor, de Vincent van Gogh, y Campo de amapolas cerca de Vétheuil, de Claude Monet, entre otros.

Una de las cosas que más preocupa a la policía es la creciente falsificación de pinturas y piezas de arqueología, haciéndolas pasar por auténticas mediante el aval de expertos sin escrúpulos. Según fuentes policiales, entre los más falsificados están Antonio Saura, Dalí, Picasso, Andy Warhol, Vela Zanetti, Rafael Canogar y Manuel Colmeiro.

Imagen del cuadro  robado en 1989   <i>Mano del retrato del arzobispo Fernando Valdés,</i> que sostiene un papel con la firma de Diego Velázquez.
Imagen del cuadro robado en 1989 Mano del retrato del arzobispo Fernando Valdés, que sostiene un papel con la firma de Diego Velázquez.

Google Earth para saquear yacimientos

La Brigada de Patrimonio Histórico dependiente de la Comisaría General de Policía Judicial está volcada en la lucha contra los expoliadores de yacimientos arqueológicos, según admite el inspector-jefe Tomás Antón. "Es un problema de enorme magnitud, no sólo por lo que roban, sino por los daños que causan. Uno de estos delincuentes es capaz de destruir un espléndido mosaico romano sólo para apoderarse de unas monedas", explica.

Hay bandas, equipadas con potentes detectores de metales, que saquean sin piedad los yacimientos. "Hay que gente que utiliza Google Earth para localizar el rastro de antiguos poblados romanos, aún no descubiertos, y arrasarlos sin piedad para hacerse con fíbulas, vasijas o esculturas de mármol", señala Antón. "Mediante esta herramienta informática, descubren el rastro de una calzada o los restos de una casa que hay bajo un promontorio; fijan las coordenadas en un GPS... y a excavar con pico y pala. Sin el menor cuidado", añade.

Hace un mes, la brigada recuperó 10.000 piezas arqueológicas y 12.000 monedas en poder de 20 personas, entre las que había desde un abogado cordobés hasta un concejal de Castro del Río. Este grupo, que usaba el Google Earth, había saqueado zonas próximas a Medina Zahara y Castro del Río (Córdoba); Aldea de los Ríos, en Guarromán (Jaén); Bilbilis (en Calatayud, Zaragoza), y Bañeres, Calles y Xatiba (Comunidad Valenciana).

En febrero de 2007, la Guardia Civil detuvo a más de 50 personas en varias provincias andaluzas, Madrid y Barcelona en la considerada por los investigadores como la mayor operación a nivel mundial contra la expoliación de yacimientos arqueológicos. Los investigadores estimaron entonces que los detenidos habían esquilmado una treintena de yacimientos.

El mismo inspector-jefe se queja de la escasa sensibilización social que hay contra esta lacra y también de las cortas penas con que está castigado este delito por la legislación. En más de una ocasión se ha topado con jueces que deniegan permiso para pinchar un teléfono arguyendo que el delito investigado es "de menor cuantía".

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