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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Marah o el romanticismo del rock

La banda de los hermanos Bielanko gira de nuevo por España con sus canciones enérgicas y sus aplaudidos directos

A estas alturas, la llama del rock no se aviva con salvapatrias musicales ni peleles diseñados por promotores de grandes compañías discográficas, pero sí con bandas como Marah, que ayer tocaron en la sala Joy Eslava de Madrid dentro de su gira por distintas ciudades por España.

Empieza a ser habitual ver al grupo de estos dos hermanos, Serge y David Bielanko, por varias ciudades de nuestra geografía, como comienza a ser normal que su creciente legión de seguidores españoles agote los calificativos después de cada una de sus entregadas actuaciones.

Bien es cierto que no han inventado nada nuevo ni tienen auras de superestrellas, pero Marah ofrecen de manera exuberante algunas de las reglas básicas de este oficio: creerse lo que hacen y hacer disfrutar al resto con ello. Y lo que hacen es rock festivo, en el corte más clásico del término, donde se mezcla country-folk desinhibido con el legado más desenfadado del rock'n'roll norteamericano de la Costa Este, especialmente de representantes como Bruce Springsteen, uno de los padrinos musicales más importantes de la banda. Y, como Springsteen, se ganan a pulso y con sudor los aplausos en sus conciertos.

La renovada formación de los Bielanko saltó al escenario de Joy Eslava al ritmo de la conocida sintonía de Rocky, que más allá de la extravagancia también fue un guiño a su tierra. Serge y David se criaron, como el boxeador de la pantalla, en un suburbio de Filadelfia. A raíz de eso, Marah golpearon fuerte, tanto por un sonido sobrado de decibelios, que terminó ajustándose, como por un repertorio enérgico, donde destacó en una primera tanda Angels on a Passing Train, un ejemplo perfecto del romanticismo callejero de sus mejores composiciones, que combinan retratos urbanos de EE UU con aires de rock'n'roll sentimental.

Para los premios de los Oscar, escribía Carlos Boyero que los hermanos Coen eran chicos radicales y gamberros que jamás hacen películas pensando prioritariamente en los sagrados beneficios económicos. Tal vez, se puede afirmar que la música también tiene a sus Coen en los hermanos Bielanko. Aunque todavía sin ningún reconocimiento de tal envergadura, expresan la visión romántica e irreverente por la música como los otros por el cine. Como las películas de los Coen, las canciones de Marah son juguetes, piezas sin muchas pretensiones, que pueden volverse disparatadas y hacerte pasar un rato inolvidable. Temas como Wilderness o Old Time Ticki' Hawai marcan la pauta de ese torbellino de instrumentos.

Algo parecido sucedió con el famoso New York, New York. La exquisita versión de Frank Sinatra pasó por manos de los Bielanko y el resto de su banda para convertirse en una canción de rock vagabundo, entre armónica y órgano, con el destacado trabajo de Christine Smith, reciente incorporación del grupo a las teclas y que aporta una nueva escala de matices. Antes, entre sus medios tiempos más emotivos, dedicaron City of Dreams a la ciudad de Madrid.

Los bises estuvieron protagonizados por el esperadísimo Sooner or later, que levantó aún más coros y palmas en una audiencia rendida a una actuación que no tuvo descanso. Y se confirmaba una cosa. El mejor destino de Marah, y el de sus seguidores, es que sigan haciendo lo mismo: declararle su amor apasionado a la música.

La banda Marah en una imagen promocional
La banda Marah en una imagen promocional
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