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Mathilde Monnier y La Ribot danzan y charlan en clave burlesca

Las dos coreógrafas unen sus talentos en 'Gustavia', un dueto delirante

La Ribot (Madrid, 1962) es española y vive en Suiza. Mathilde Monnier (Mulhouse, 1959) es francesa. Sus caminos, siempre dentro de la danza de riesgo, han ido separados. Solitaria, La Ribot ha construido un discurso a partir de su propio cuerpo y sus más íntimos pálpitos de artista, llegando a consolidarse en sus ya célebres Piezas Distinguidas, conjunto de miniaturas coreográficas que, quizá envidiando a las grotescas prácticas comerciales de las artes plásticas contemporáneas, se vendían a un comprador privilegiado.

Mathilde Monnier ha sido la directora del Centro Coreográfico de Montpellier desde 1994 y, arropada por esa infraestructura, ha desarrollado una obra personal y humana, menos íntima, en la que abundan las colaboraciones con distintos artistas. Ahora, ambas creadoras se han unido para crear Gustavia, un dueto delirante en el que, desde las claves de lo burlesco, hablan de la danza y de la vida, de las mujeres y de lo cómico, del papel del artista en la sociedad y de otras muchas cosas. La pieza se estrenó en el Festival de Montpellier en verano y, tras pasar por Barcelona, llega ahora como cierre del Festival Escena Contemporánea de Madrid.

La Ribot. Recuerdo que tu primera idea para Gustavia fue la de trabajar la figura del payaso. Era más cerrada y más concreta, pero se fue abriendo hacia el espíritu de lo burlesco. Y a partir de allí, quisimos ver qué pasaba si se hacía con dos mujeres. Y no pasaba nada, la verdad.

Mathilde Monnier. Pero que fuera entre dos mujeres era algo, de entrada, bastante peculiar; además, poca gente en la danza aborda el tema del humor y, a veces cuando ocurre, es un humor estúpido, mal hecho.

L. R. Ahora que lo dices, creo que es la primera vez que hago del asunto del humor un tema. En mis trabajos hay humor, pero nunca había sido el tema en sí mismo. Lo que sí es nuevo para las dos es la palabra y todo el discurso que conlleva. Ha sido interesante, una nueva forma de trabajar. Hacías algo para mí y entonces yo lo continuaba, lo destruía, lo satirizaba, lo reconstruía... y siempre hablando ¿verdad? Pero siendo tú francesa y yo española, tenemos un humor distinto. Nos lo dice la gente

M. M. No sólo el humor, creo que todo es diferente, culturalmente hablando. El humor, por ejemplo, en ti es más sexual.

L. R. Siempre me dices lo mismo. Yo no lo veo...

M. M. No sé. Yo soy más francesa, más contenida. En cuanto a la danza, la diferencia no radica en nuestras trayectorias sino en el modo de trabajar. Yo trabajo con producciones grandes y tu eres más solitaria. A mí no me gusta trabajar sola...

L. R. Cada artista tiene sus hábitos y sus maneras, y ahí está lo difícil de una colaboración. No tanto en lo que quieres decir, en el discurso, sino en esas cosas pequeñas. Ahí entra el ego. Pero no fue el caso. Tenemos un espíritu común de sentido práctico. Siempre te he dicho que puedes ser una hermana mía...

M. M. La pequeña...

L. R. Serás mala... Lo decía por ese sentido práctico y creo que eso lo siente el público, que ante lo cómico reacciona bien.

M. M. Al principio tenía dudas de cómo funcionaría el humor y la palabra en un espectáculo de danza, pero la gente se ríe, le gusta, sobre todo al final...

L. R. ...cuando improvisamos y hablamos casi a la vez. Por cierto, que para esta parte, en la que siempre metemos un guiño de actualidad, podría funcionar lo que he visto hoy en el hotel: un tricornio. ¡existen todavía! y yo creía que habían desaparecido.

M. M. ¿Un tri-cor-nio?

L. R. Sí, es un sombrero de Guardia Civil. Y lo peor es que era made in China.

M. M. ¿Y qué otras cosas pasan ahora por España?

L. R. ¡Ufff! de todo. Huelga de jueces, tramas de espionaje... es lo divertido de este proceso. Ha sido todo muy divertido...

M. M. ... y difícil.

L. R. Bueno, los procesos son difíciles. Si estás sola o si estás con mil. Tenemos todavía muchas funciones de Gustavia por delante pero la vida sigue.

M. M. Sí, yo estoy preparando una pieza para nueve bailarines sobre la vanidad contemporánea.

L. R. ¡Guau, qué tema!... yo voy a montar un proyecto sobre bailarines que se graban a sí mismos. Se llama Llámame Mariachi.

M. M. ¿Ma-ria-chis?

L. R. Los mexicanos... los que cantan con el sombrero..."Cuando la danza aborda el humor suele ser un humor estúpido" (Monnier)

La Ribot, a la izquierda, y Mathilde Monnier, conversando ayer en el Instituto Francés de Madrid.
La Ribot, a la izquierda, y Mathilde Monnier, conversando ayer en el Instituto Francés de Madrid.CLAUDIO ÁLVAREZ

'Pas de deux'

- La Ribot. Coreógrafa española afincada en Suiza. Su trabajo está entre el baile y la performance. Premio Nacional de Danza en el año 2000, su proyecto creativo va más allá de los escenarios y la ha llevado a interpretar sus piezas en la Tate Modern o el Museo Reina Sofía.

- Mathilde Monnier. Coreógrafa francesa y directora del Centro Coreográfico Nacional de Montpellier. Explora los límites de la danza en colaboración con filósofos (Jean-Luc Nancy) o músicos (PJ Harvey).

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