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Módena no teme a la ópera contemporánea

Se estrena en la ciudad italiana una obra con libreto de Cristina Pavarotti

Al teatro Comunale Luciano Pavarotti de Módena no le tiembla el pulso. El pasado domingo se atrevió a estrenar, en su temporada de abono y entre una ópera de Verdi y una de Strauss, El secuestro. Esta ópera, con música del compositor catalán Alberto García Demestres y libreto de Cristina Pavarotti, hija del famosísimo tenor, está comprometida con los grandes problemas de nuestro tiempo y en ella se habla o, mejor dicho, se reflexiona cantando sobre la pérdida de libertad, la violencia, el miedo o la esperanza, a través de tres mujeres procedentes de Marruecos, Serbia y España, secuestradas por un terrorista en Módena mientras se celebra un congreso de biología. Una de ellas vive clandestinamente, otra es emigrante legalizada y la española goza de una beca Erasmus.

Las tres meditan sobre su condición desde diferentes perspectivas durante el cautiverio, mientras una periodista de televisión va narrando, en contraste, las vicisitudes del secuestro desde una frivolidad compatible con los índices de audiencia. El secuestrador es el tenor Antoni Comas, testigo privilegiado de los saraos más arriesgados del teatro lírico en las últimas décadas, para el que el compositor reserva la partitura más complicada. Comas resuelve su papeleta magníficamente. En un momento del desarrollo musical, García Demestres incorpora a la partitura unos compases de Rigoletto. La sombra de Verdi es, efectivamente, alargada.

Al teatro Comunale le ha salido bien la apuesta, entre otras razones porque El secuestro es una ópera de verdad, en la que se cuentan historias que interesan, con un cuidado por la voz que refleja el pasado tenorio del compositor, con una búsqueda de las emociones en primer plano desde la estructura dramático-orquestal y con un sentido preferente de la comunicación. El compositor tiene oficio -es su quinta ópera desde 1987- y ha evolucionado en una dirección más popular que la de sus primeros títulos aunque sin caer en el populismo. Incorpora influencias del jazz y no prescinde del bel canto en las referencias, pero sobre todo pone su música al servicio de la fluidez de la historia que cuenta.

Cristina Pavarotti firma su primer libreto de ópera, aunque con anterioridad había realizado una tesis doctoral sobre la importancia de los niños en los libretos de ópera a lo largo de la historia. Lectora impenitente, tiene a Dostoievski, a Ariosto y, en cierta medida, a Proust como sus escritores de cabecera. La importancia del primero es evidente en El secuestro. Después de la representación manifestó que había partido del dolor y de la amenaza de la muerte en la vida cotidiana para la elaboración del texto con García Demestres. Su preocupación por la "lamentable" situación cultural de Italia en la actualidad pesa lo suyo en el texto mientras los brotes de esperanza surgen como un compromiso educativo más que pedagógico. Con García Demestres ya había colaborado como directora de escena de su segunda ópera en 1997, aunque cambiando su apellido paterno por el materno, Verona.

La representación tuvo un éxito notable, algo nada fácil en un estreno para un público "de abono". No hubo prácticamente deserciones y los asistentes aplaudieron a todos los artistas intensificando las ovaciones al salir a saludar el compositor y la libretista. Giovanni di Stefano dirigió con precisión la orquesta de cámara y Alexandra Panzavolta planteó con eficacia la puesta en escena, mientras los jóvenes cantantes resolvieron con gran entrega sus cometidos.

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