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Moneo: "Cualquier forma puede convertirse en arquitectura"

El arquitecto ingresa en la Academia de Bellas Artes con un discurso sobre la arbitrariedad

Sobre el concepto de arbitrariedad en arquitectura. Así tituló Rafael Moneo (Tudela, Navarra, 1937) su discurso de ingreso a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que pronunció ayer. "Cualquier forma puede convertirse en arquitectura. Los arquitectos son capaces de transformar una imagen, una figura, una forma, en elemento arquitectónico y, en último término, en un edificio", afirmó Moneo, que resultó elegido en 1997 y que ayer fue contestado en nombre de la institución por Fernando Terán.

Rafael Moneo, premio Pritzker y Mies van der Rohe, entre otros mucho galardones, fue elegido miembro de la Academia de San Fernando hace siete años, tras ser presentado por Luis Cervera (ya fallecido), Antonio Bonet Correa y Antonio Fernández-Alba. Para los tres tuvo ayer palabras de reconocimiento, al igual que para Julio Cano Lasso, cuya vacante ocupa Moneo en la Academia.

El responsable de la ampliación del Museo del Prado comenzó su recorrido por la historia de la arquitectura con el pasaje de Vitrubio sobre la invención del capitel corintio. "Una vez la arbitrariedad generó una arquitectura, todo el interés de quienes al amparo de la misma construyen es hacerse perdonar aquel desliz: buena parte de la historia de la arquitectura puede ser entendida como el denodado esfuerzo que los arquitectos hacen para que se olvide aquel pecado original que la arbitrariedad implica. La arbitrariedad introducida en el pasado reclama el olvido y toda teoría de arquitectura pretende justificar, desde la racionalidad, la forma", dijo Moneo.

El académico repasó la arquitectura de la Ilustración y la historicista del siglo XX, explicó cómo "Gaudí es un arquitecto para quien la arbitrariedad no cuenta", así como la huida de lo arbitrario de Le Corbusier y Van der Rohe.

Moneo estuvo acompañado, entre otros, por el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, el presidente de Navarra, Miguel Sanz, los pintores Antonio López, Gustavo Torner, Eduardo Arroyo y Luis Feito; los arquitectos Santiago Aroca, Manuel Hernández de León y Luis Fernández-Galiano; los escritores Manuel Vicent y Manuel de Lope, además de los críticos Juan Manuel Bonet y Francisco Calvo Serraller, José Luis Borau y Luis Angel Rojo, dijo que en las tres últimas décadas del siglo XX "numerosos arquitectos hacen uso del concepto de arbitrariedad para fundamentar su trabajo", aunque hayan "eludido" confesarlo. Citó como antecedentes a John Hejduk y a James Stirling y analizó la obra de Frank Gehry -"la libertad con que maneja las formas le lleva insensiblemente a proponer la hipótesis de que cualquiera que sea la forma puede convertirse en un edificio"- y Peter Eisenman -"donde esta actitud reverencial ante el origen arbitrario de la forma se hace más evidente es en su proyecto para Santiago de Compostela (Ciudad de la Cultura)"-.

Moneo resaltó la negación de la forma en "la última arquitectura", "aquella con la que el siglo despierta parece una vez más querer prescindir de toda arbitrariedad, en tanto en cuanto pretende olvidar toda referencia a la forma". Para el arquitecto, construir significa hoy intervenir en el medio y por tanto "la arquitectura queda disuelta en el medio: el arquitecto es incapaz de aislar un edificio", aunque, según Moneo, eso no quiere decir que el arquitecto vaya a quedar liberado de "las obligaciones que frente a la forma tuvo en el pasado".

En su respuesta, el académico y también arquitecto Fernando Terán hizo un repaso de la trayectoria profesional de Moneo y mencionó algunas de sus obras más conocidas: Bankinter, Museo Romano de Mérida, Fundación Miró en Palma, Museo de Estocolmo, Kursaal de San Sebastián, catedral de Los Ángeles... Terán destacó la presencia de la arbitrariedad formal en la obra del nuevo académico, combinada con la mesura, el equilibrio y el buen sentido de la construcción. "Pienso que porque la aceptaba desde el principio, como si ya estuviera en posesión del secreto mejor guardado, no ha necesitado afirmar su derecho y su capacidad de hacer un uso más agresivo o más espectacular de la arbitrariedad".

Rafael Moneo, durante la lectura de su discurso de ingreso en Bellas Artes.
Rafael Moneo, durante la lectura de su discurso de ingreso en Bellas Artes.CLAUDIO ÁLVAREZ
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