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Reportaje:

Monumento a un festín de jazz

Reunidos los históricos conciertos del bajista Charlie Haden en Montreal en 1989

Tiene fama de neurótico, cascarrabias, cabezota..., ni siquiera se le considera un auténtico virtuoso de su instrumento. Y, sin embargo, el mundo del jazz está unánimemente rendido a sus pies: "No hay otro como Charlie Haden", asegura Pat Metheny, para quien el contrabajista es el mejor compañero de escenario con el que nadie pudiera soñar: "Tocar con Charlie Haden es distinto a cualquier otra cosa. Charlie no es un contrabajista de jazz, es... otra cosa".

En 1989, el Festival de Jazz de Montreal, Canadá, dedicó ocho jornadas seguidas al jazzista nacido en la localidad de Shenandoah, Iowa, en el año 1937, con un programa distinto cada noche y los músicos y el repertorio a la libre elección del homenajeado. Un auténtico festival-dentro-del-festival. Todos los conciertos fueron grabados y editados en CD en su momento con la sola excepción del que tuvo como coprotagonista, precisamente, al guitarrista Pat Metheny. Hubo que esperar casi 10 años para escuchar a ambos intérpretes juntos en Beyond the Missouri Sky.

La cita canadiense dedicó al músico ocho jornadas con distintas formaciones

The Montreal tapes (seis CD editados por Universal) recoge la práctica integridad de lo grabado, más un libreto profusamente ilustrado. Y la ocasión es histórica. El corpus reunido aquí es un monumento a lo que el jazz fue y será siempre: el sonido de la sorpresa. Un regalo para los oídos profanos y expertos.

Sólo falta el recital que ofrecieron Haden y el guitarrista y pianista brasileño Egberto Gismonti el 6 de julio, editado en su día por el sello ECM. El resultado es un elenco de estrellas del jazz desconocido desde los lejanos tiempos en que era dado escuchar a Charlie Parker, Lester Young, Nat King Cole y Roy Eldridge reunidos sobre un escenario, durante las reuniones de Jazz at the Philarmonic. Salvando las distancias, The Montreal tapes iguala en brillo y esplendor a aquellas sesiones míticas. "Aquello fue un milagro", recuerda Metheny, "y está claro que no hubiera sido posible sin Charlie".

A la llamada del contrabajista acudieron músicos de toda especie y condición; leyendas del género, como el saxofonista Joe Henderson y el pianista Paul Bley, uno de los tantos "héroes sin corona" del jazz y un nombre de referencia para muchos de los actuales reyes del teclado, incluyendo al mismísimo Keith Jarrett; también el trompetista Don Cherry, miembro, como Haden, del cuarteto original del saxofonista Ornette Coleman. No es casualidad que la música del inventor del free jazz sobrevuele alrededor del 50% del temario interpretado por los diferentes grupos a lo largo de los seis discos.

Junto a los mencionados, aparecen los, por entonces, jóvenes valores recién surgidos de la cantera y hoy figuras consolidadas, como el cubano Gonzalo Rubalcaba o la también pianista Geri Allen. Haden es el eje a lo largo del cual se articulan los distintos tríos: "Charlie es un músico tan delicado, cada cosa que toca significa tantas cosas... Charlie no toca notas, hace filosofía" (Metheny).

La guinda la pone la Liberation Music Orchestra reunida nuevamente sobre el escenario, interpretando los viejos himnos guerreros -La Pasionaria, Sandino, We shall overcome- por los que algunos de sus integrantes, incluyendo el propio Haden, terminaron con sus huesos en la cárcel. Sus sucesores -Tom Harrell, Ray Anderson, Joe Lovano...- hacen honor a quienes les precedieron. Al cabo de los años, el mensaje incendiario políticamente incorrecto de la Liberation sigue plenamente vigente.

Charlie Haden, fotografiado a principios de los noventa.
Charlie Haden, fotografiado a principios de los noventa.JESÚS URIARTE
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