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Muntadas le pone olor al pabellón Mies van der Rohe

El artista especula sobre los años en que el edificio permaneció desmontado y sólo existió como una referencia en un archivo

Antoni Muntadas (Barcelona, 1942) huele. Su instalación en el pabellón Mies van der Rohe de Barcelona se articula en torno al olor. Concretamente sobre dos perfumes: el de archivo, húmedo, terroso, cerrado, y el de imprenta, de papel y tinta. O en torno a dos texturas de papel: el viejo papel amarillento y el papel cuché de los libros de mesa de café.

Cuando, hace más de tres años, la Fundación Mies le propuso que se sumara a la lista de artistas que han trabajado en el reconstruido pabellón que diseñó el arquitecto alemán para la Exposición Universal de 1929, revolucionando de paso la arquitectura, Muntadas decidió que no era un espacio en el que exponer ni tampoco que modificar.

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La peculiar historia de este espacio, que debía ser tan efímero como la exposición y que de hecho cumplió su condición de efímero al ser desmantelado en 1930, sólo para resucitar en 1986 cuando fue reconstruido, le otorga una peculiar condición de fantasma arquitectónico.

Sólo una referencia en un archivo

Durante 56 años la obra de Mies van der Rohe sólo existió en forma de papel en los archivos del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA) y como icono emblemático a través de una única fotografía en blanco y negro. Muntadas revive esta vida secreta del fantasma y lo hace revisitando algunos de sus primeros trabajos, en torno a la percepción de los sentidos, de la década de 1970.

Por una parte, tres sobrios archivadores negros recogen las fichas sobre todo lo que se escribió y publicó mientras el pabellón no existía, "una cantidad ingente de referencias y artículos de arquitectura sobre una obra que había desaparecido y de la que solo existían los planos".

Destilar olor a papel viejo

Por otra, Muntadas ha instalado a ambos lados de la gran sala unos artilugios diseñados por Darío Siderol que expanden los olores a archivo, a papel viejo, a espacio cerrado y a imprenta y papel cuché. Para conseguir estos perfumes, Muntadas y el perfumista Ernest Ventós trabajaron conjuntamente realizando hasta cinco catas para dar con la sensación idónea.

Con esta intervención olfativa, Muntadas quiere que los visitantes activen en su imaginación el recuerdo de que "durante más de 50 años sólo se conservó en papel, con la idea de la memoria".

La intervención de Muntadas se inscribe en un proyecto de larga duración del que es comisario Xavier Costa. Entre otros, han participado artistas como Jeff Wall o Iñaki Bonillas, y arquitectos como Kazuyo Sejima, Ryue Nishizawa y Miralles-Tagliabue.

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