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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

Murcia ondea la bandera pop

Unos 50 grupos participaron este fin de semana en la cuarta edición del SOS, un festival que ha sabido consolidar su oferta en el poblado panorama español

Por alguna razón el festival SOS Murcia es un lugar propicio para asistir a encuentros improbables e inesperados. En 2010 fue el de Franz Ferdinand y Fernando Arrabal. En su cuarta edición, que acabó en la madrugada del domingo, la sorpresa saltó cuando Antonio Luque, el músico español conocido como Señor Chinarro, subió al escenario del auditorio para tocar la guitarra junto a Patti Smith en People have the power.

Contaba después el sevillano que había sido la propia Smith la que se lo propuso nada más verle por primera vez, horas antes, entre los participantes de una charla titulada Música y literatura. Esa es otra característica del certamen, que se define como "festival internacional de acción artística". Además de las actuaciones de medio centenar de grupos que atrajeron según los organizadores unas 40.000 visitas en cada una de las dos jornadas, en diferentes edificios del recinto, situado en un parque ferial de la ciudad de Murcia, se celebran exposiciones, charlas y performances. Aunque en esta edición, quizá por la evidencia de que lo que el público demanda es fiesta, la parte artística tuvo menos empaque que en años anteriores. De cualquier manera eso no evita que esta sea una fecha a tener en cuenta dentro de la amplia oferta española de festivales pop.

Señor Chinarro subió a tocar con Patti Smith 'People have the power'
These New Puritans fueron el gran directo de un festival sin sorpresas

Un ejemplo de la ambición de SOS Murcia es que parte de su oferta es única, y no se repite en ningún otro certamen. En esta ocasión sus dos momentos más especiales debían ser el estreno en directo de Mapas, el segundo disco de los madrileños Vetusta Morla, y el espectáculo Hidden live, de la banda inglesa These New Puritans. Un montaje que se estrenó el año pasado en el Barbican londinense y el Centro Pompidou de París y que implica la participación de una sección orquestal de vientos de 20 músicos, y un coro infantil con una treintena de niños. Desafortunadamente, en una de las decisiones de programación más exóticas y cabalísticas que se recuerdan, ambos conciertos se celebraban el mismo día, viernes, y a la misma hora.

La mayoría del público optó por Vetusta Morla, que sufrieron de otro de los problemas que ha tenido esta edición del festival. El sonido del escenario principal fue deficiente en general. Algo que afectó a casi todos los grupos, pero sobre todo a los renacidos Suede, con su líder, Brett Anderson, dándolo todo mientras sus músicos parecían estar pensando de la lista de la compra. Vetusta Morla sonaron bajos y empastados. Da igual, su público conoce las canciones y convierte los momentos álgidos en un karaoke. El misterio es descubrir qué ven tantos miles de personas a unos temas que suenan a hechos antes y mejor. Una razón plausible es que su música tiene un componente generacional. La mayor parte del público tenía entre 18 y 25 años. Debe de haber algo que esta horquilla de edad se ha perdido, o más probable: debe de haber algo en Vetusta Morla que los que no tenemos esa edad no captamos, que es lo que les convierte en irresistibles. Lo que es indiscutible es que son la primera banda indie de estadio desde que Dover dio el salto hace ya 15 años.

Lo de These New Puritans es otra cosa. Una exuberante mezcla de pop, música clásica, ritmos electrónicos y percusiones brutales que convierten a la banda liderada por dos gemelos de 22 años en algo único. Fue el gran directo de un festival en el que no hubo grandes sorpresas. Eran casi todo bandas de clase media, eficaces pero poco sorprendentes. Hubo buenos conciertos de los granadinos Lori Meyers, los gallegos Triángulo de Amor Bizarro o los británicos Two Door Cinema Club. Bandas flojísimas como The Kooks o White Lies y actuaciones populistas como las de Editors y !!! Quizá lo mejor fue que todo discurrió con normalidad hasta el punto de que el único incidente del que se tiene noticia es que a Mario Vaquerizo, pareja de Alaska y protagonista de un reality show televisivo aún por estrenar, casi lo derriba una masa de fans que querían estar demasiado cerca de su ídolo. No pasó de un susto.

Pucho, cantante de Vetusta Morla, durante el concierto del grupo madrileño en el festival SOS de Murcia.
Pucho, cantante de Vetusta Morla, durante el concierto del grupo madrileño en el festival SOS de Murcia.LABORATORIO CLANDESTINO
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