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El 'rock' es más duro en el Norte

Decenas de grupos en Euskadi y Navarra hacen ritmos fuertes para mensajes, radicalizados

Gabriela Cañas

El descontento social de una parte de la población, el fuerte sentimiento nacionalista, el paro y otros factores han generado en Euskadi y en Navarra una forma de expresarse también distinta de la del resto; algunos le han puesto la etiqueta de rock radikal vasco. En euskera o en castellano, muchos jóvenes vascos cantan su rabia y su descontento. Dominan las maneras más salvajes del universo del rock, como el punk o el ska, para animar a la lucha armada, para hablar de amor o para rechazar el conformismo. Los críticos opinan que es fruto de un movimiento general, de una eclosión musical. Seguramente no pasa un solo día en el Norte que no haya un concierto, aunque pequeño, de rock.

Camino de Santurce, desde Bilbao, por la margen izquierda, el paisaje lo conforman chimeneas, grúas, humo negro y atascos circulatorios. Si la dirección del viento es favorable, te entra por las fosas nasales un ligero olor a matarratas de una fábrica cercana. Las pintadas (Gora ETA, OTAN ez) completan este incomparable e inquietante marco. Oskar Amézaga es un editor discográfico de la zona y ha puesto en el radiocasete del coche una cinta de Eskorbuto. Por los altavoces se oye al cantante: "Todos contra todos. / ¿De qué os sirven manifestaciones? / ¿Dé qué os sirven huelgas generales? / ¿De qué nos sirven? / No sirven..." Oskar ha escogido a conciencia el camino: "¿Te das cuenta? Por aquí no te puedes poner a cantar a las flores. Por aquí, la gente hace música punk".

Por allí, en el País Vasco y Navarra, se hace mucho punk, aunque no es este estilo el exclusivo. Según el crítico musical de El Diario Vasco, Iñalki Zaratiegui, se está viviendo en el Norte una auténtica eclosión musical. Hay bandas para todos los gustos. Unos hacen reggae; otros, rock and roll; otros, punk; otros, ska, y otros, rockabilly. Una parte importante de todos ellos pertenece a un movimiento que se ha dado en Ilamar rock radikal vasco. La represión policial, la lucha armada, los presos de ETA, el sentimiento de ocupación, a ritmo de rock duro, y, muchas veces, en la lengua vernácula: el euskera.

Sucio progreso, ¡Tortura, no!, Euskal polizia, No hay libertad de expresión son algunos títulos de un long-play reciente que recoge temas de seis grupos. El título, del disco es ¡Condenados a luchar! Los grupos, Danba, Bap!!, Ultimatum, M.C.D., Porkeria T y Zer Bizio? "La policía estará encantada", dice Rockan, el cantante de M.C.D., "porque es cierto que muchos han cogido la guitarra en vez de la metralleta", y, Rockan, obrero en Altos Hornos de Vizcaya, que se había prometido a sí mismo no hablar de política, no puede reprimir un ligero comentario sobre el sentimiento de ocupación, sobre el terrorismo de Estado. "M.C.D. podrían ser las iniciales de Mínimo Común Denominador y de otras muchas cosas", explica, pero sí, son las iniciales de Me Cago en Dios".

Según Roberto, el cantante de Zarama (la traducción al castellano es Basura), es la ley de la calle la que se impone. "Aquí no puede haber sitios posmodernos como en Madrid, porque de camino te tropiezas con la pasma (policía) o con alguna, movida siempre violenta", dice Roberto, que vive en Bilbao y siempre canta en euskera como "margen de virginidad anal".

Los grupos más populares de este rock combativo son Barricada, Hertzainak, La Polla Records y Kortatu. "Eso del rock radikal es una etiqueta, un invento", dice Quique, de Hertzainak, que luego admite que sí, que hay un denominador común entre muchos grupos vascos, que reside en unas letras combativas que nunca compondría una banda de rock de Valladolid, pongamos por caso. "Lo único que pasa es que somos más vascos que la hostia", dice orgullosamente El Gari, cantante de Hertzainak.

Hertzainak nació hace cinco años "sin ningún tipo de pretensiones", según sus componentes, acogiéndose a la filosoria punk que defiende que cualquiera puede hacer música. Son de Vitoria, ensayan a diario, actúan al menos una vez por semana y hacen, según ellos, simplemente rock and roll. "¿Quien no ama la libertad aunque / le reviente entre las manos? / No puedo mirarte, es demasiado, / el cadáver gritando sin parar, / guerra al Estado, guerra siempre,/ hasta que nos dejen en paz", cantaban en euskera en su primer disco.

"Lo del rock radikal vasco es un cuento, una tontería", dice Fermín, el cantante de Kortatu, quizá el grupo más abertzale de todos. La novia de Fermín es de Pamplona, y allí están ambos, en la calle de la Calderería, en pleno casco viejo, viendo cómo un montón de gente tira un muro. Fermín conoce la historia. "Ya lo han tirado más veces, porque dicen que en esa plaza se pueden hacer conciertos, pero el Ayuntamiento pasa y vuelve a levantar el muro". Al final, como los medievales ante las puertas de los castillos, con un tronco grande, la gente consigue tumbar el muro. Gente joven, variopinta. En Calderería se han dado cita algunos de los que por la mañana hicieron en bicicleta una marcha ecologista en favor de las Bardenas.

'Martxa eta borroka'

También están algunos de los que participaron por la tarde en el concierto de Refugiados, un grupo de rockabilly que ha quedado finalista en el concurso organizado por el Gobierno de Navarra -42 grupos se presentaron-. Fermín se ha encontrado con algunos colegas, como Jinimi, del grupo Tijuana in Blue, o Kutxa, de Ultimatum. Finalmente, también se ha dado cita allí la Policía Nacional. Es la hora de cenar, pero no hay forma de salir del bar donde se han refugiado. En las pantallas del vídeo hay una actuación reciente de Barricada y afuera recorren las calles las pelotas de goma.

Kortatu es, para muchos, no sólo una banda musical; es también una bandera. Rara vez sus canciones se desvían del problema vasco. Uno de sus últimos temas es muy comentado, porque se llama Sarri, Sarri, y está dedicada a José Ángel Sarrionaindía, uno de los etarras que se fugaron de la cárcel de Martutene, al parecer, escondido en un bafle del cantautor Imanol. Cuando a Fermín se le comenta la enorme cantidad de grupos de rock que están funcionando, se alegra: "Cuantos más seamos, mejor; más poder tendremos".

A Jimmi tampoco le gusta la etiqueta de rock radikal vasco, "aunque es verdad que hacemos rock, que somos radicales y que somos vascos". Dicen que la tal etiqueta empezó a utilizarse a raíz de un festival celebrado en Tudela en el otoño de 1984. Actuaban Eskorbuto, Basura, RIP, Barricada, Zarama, La Polla Records y Hertzainak. Después fue la coalición política Herri Batasuna la que dio un nuevo impulso al movimiento, organizando pequeños conciertos, hasta llegar a un festival monstruo realizado en abril de 1985. Actuaron, Hertzainak, La Polla Records, Kortatu, Jotalie, Ruper Ordorica, Altos Hornos de Vizcaya y Pilindrajos. Herri Batasuna dio cancha a estos grupos a través de su campaña Martxa eta borroka (Alegría y combate). "Hicimos festivales y seguiremos haciéndolos", dice Milkelón, animador cultural de Herri Batasuna, "porque se trata de una cuestión cultural que hay que apoyar. Es un movimiento popular muy amplio, en el que coinciden el antinuclear, la reivindicación del euskera y muchas cosas más".

Todo hace sospechar que, sin Herri Batasuna, el rock radikal vasco no existiría. Sólo el diario Egin, de ideología próxima a la coalición política, ofrece puntualmente, todos los viernes, críticas musicales y calendarios de actuaciones del rock vasco. Los grupos, los protagonistas, por su parte, se desmarcan también con frecuencia de etiquetas políticas. El más radical a este respecto quizá sea el grupo de Santurce Eskorbuto. "El rock radikal está de moda", dice Josu. "Muchos grupos se han apuntado a esto, y escucharles da vengüenza ajena. Todos están con Herri Batasuna. A nosotros nos va mal por ser como somos". "Actuamos más fuera que dentro", añade Jualma. Oskar, su editor discográco, comenta después que Eskorbuto está mal visto. Viajaban a Madrid con sus canciones en busca de casa discográfica -hace de esto unos años-, y la policía los detuvo durante 48 horas a causa de lo . subversivo" de sus letras. Los de Eskorbuto no se sintieron arropados por los suyos, y poco después lanzaron una canción titulada A la mierda el País Vasco.

Reservas con HB

"Tengo mis reservas con HB", dice Evaristo, de La Polla Records, en una entrevista publicada por Punto y Hora, próxima a la coalición abertzale, "pero me parece que es una gente con la que se puede hablar, y en un proyecto de sociedad o no sociedad se podría discutir con ellos; con todos los demás, no. En este grupo hay diferentes posturas; hay quien es abertzale y hay quien se cree anarquista o algo parecido". En esta entrevista, La Polla Records da su versión de los incidentes en su actuación en las fiestas de San Isidro. Tanto Herri Batasuna como Egin y los grupos de rock han cerrado filas en torno a La Polla Records. Todos opinan que sólo los servicios de orden fueron los provocadores de los incidentes y que la Prensa madrileña, y en especial EL PAÍS, manipuló la información. "Los habéis hecho polvo", dice Mikelón. "Ahora, ningún Ayuntamiento va a querer contratarlos. Nunca ha habido aquí problemas en sus conciertos. Estas son las cosas que conseguís, en Madrid; que todos nos unamos como una piña".

El escepticismo de Eskorbuto y su no militancia es común a otros muchos grupos. Jóvenes y ácidos, muchos rockeros vascos no se limitan a ejercer la crítica política. La suya es una postura inconformista dispuesta a poner en tela de juicio los valores establecidos. La visceralidad de Eskorbuto es palpable. Su último disco se llama

El 'rock' es más duro en el Norte

Anti-Todo. "Me gustaría cambiar todo esto / y pensar que no vivo en vano, / pero sólo puedo sentir rabia / para echarla contra vosotros", dice el estribillo de una canción de Hertzairtak. A ritmo de punk o de ska, estos grupos también cantan y escriben canciones de amor. "No sé si podernos vivir ya de la música", dice Josu, de Eskorbuto. "Lo que sí sé es que sin la música no podríamos vivir".

"Policía asesína"

A veces, los de Eskorbuto no han podido actuar porque los organizadores no les han adelantado dinero para costear el viaje. El grupo Barricada, uno de los más de más éxito y el único que graba con una multinacional del disco, vive ya sólo de su música. "A los tres meses de empezar en esto dejamos nuestros curres", dice Enrique el Drogas, bajo y voz del grupo. "Porque somos navarros, muy cabezotas, y porque no nos gustaba lo que hacíamos. Yo era mecánico; el guitarra limpiaba cristales y el batería estaba harto de pintar".

En Rekaldeberri, un barrio bilbaíno de inmigrantes, actúan por la noche tres grupos poco conocidos: Zer Bizio?, Naste Borraste y Bahía de Cochinos. El recital lo organiza la asociación de vecinos y se realiza con los medios más miserables. Un par de camionetas unidas sirven de escenario. Como telón de fondo, la espalda deun edificio que luce una pintada anti-OTAN, y el sonido de los amplificadores se estrella contra la autopista qué se eleva por detrás. Jóvenes, casi niños, bailan desaforadamente al, compás de los Naste, que escupen y gritan en el más clásico estilo punk. Algunos críos corretean por el lugar y otros van asidosa la mano de su progenitor. Como en casi todos los conciertos de este estilo que se realizan en Euskadi y en Navarra, no hay aglomeraciones, ni servicios de orden, ni policía.

Al día siguiente, sábado, hay que elegir. En Ellorrio (Vizcaya) actúan Cicatriz, RIP, Puñetazo y Skakeo. En Tudela (Navarra) están Inor, Piskerra, Hertzainak y Eskorbuto. Este último, concierto lo organiza la ikastola deTudela y se inscríbe dentro de la semana a favor del euskera. Hay también poca gente, y durante la actuación de Inor, muy punkies, muy nuevos, un espectador grita de cuando en cuando por el altavoz: "Policía asesina" o "Presos fuera". Nadie le hace demasiado caso y el cantante de Inor le aguanta en el escenario con paciencia. Fuera, al calor de un canuto compartido, alguien comenta que habrá pronto un festival en el que, previsiblernente, los músicos cobrarán bien, porque lo organiza Herri Batasuna.

Elorrio, Tudela, Lakunza, Oiartzun... Cada día, en algun lugar de Euskadi o de Navarra hay un grupo de rock ensayando en una lonja. Antes trinaban los cantautores. Después llegó el rock y sus diversas modalidades, y el más duro prendió allí, en el Norte. Quizá su importancia no sea tarito musical como sociológica. Los seguidores de ese otro tipo de música más elaborada y menos combativa se quejan de que el rock radikal monopoliza las miradas exteriores. "No vas a cantar en euskera porque esté muy de moda ser vasquito", dice un componente del grupo Kuatroele a la revista bilbaína Muskaria. "Si vives el problema vasco de verdad, está de sobra aparentar de vasco".

Los mares están revueltos; es un revoltijo de grupos, de ideas, de canciones y de opiniones. Es una ebullición en la que quedan pocos cantautores, y hay muchas radios libres, mucho fanzine y, sobre todo, mucho rock.

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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