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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Nacidos para perder

El boxeo, tema inspirador de valorables títulos cinematográficos y hoy pasado de moda en las pantallas, a excepción de las regulares e inevitables entregas de Rocky, vuelve a la actualidad con el estreno de Homeboy. Una película hecha a contrapelo de las modas actuales del cine americano, y nacida de la voluntad del actor Mickey Rourke, protagonista y autor de sus argumento.La tentación de evocación y comparación con títulos del pasado de dicho género o, si se prefiere, subgénero desaparecen tras la visión del presente filme, pues, más que estar dedicado al protagonismo de dicho deporte, está centrado en narrar, con cierto halo romántico, la triste epopeya de los perdedores, seres fracasados y transgresores de poca monta, incapaces de mayores empeños que la propia subsistencia

Homeboy

Director: Michael Serensin. Guión: Eddie Cook, Mickey Rourke. Fotograria: Gail Tattersall. Música: Eric Clapton, Michael Kamen. Producción: Alan Marshall, Elliot Kastner. Estados Unidos, 1988. Intérpretes: Mickey Rourke, Christophen Walken, Debra Feuer, Kevin Conway, Anthony Alda, Jon Polito, Thomas Quinn. Estreno en Madrid. Cines: Palacio de la Prensa, Bilbao, Narváez.

Johnny Walker, encarnado por Mickey Rourke, es un cowboy, condenado al nomadismo y al vagabundeo urbano, que se va dejando la vida en plazos sin gloria sobre cuadriláteros poco brillantes. Su mirada, amansada por los golpes y la ausencia de esperanzas tiene la serenidad de la falta de ambición, y el único brillo capaz de albergar es el propicia do por el alcohol.

Su andar inseguro y nada erguido anuncia el peso de todas sus batallas perdidas Como corresponde a su personaje, Mickey Rourke mira mucho y habla poco. Más que suficiente todo ello para lograr un buen trabajo.

Para su proyecto, el actor, que tiene inclinación por los personajes marginados, ha elegido como realizador al director de fotografía Michael Serensin, habitual colaborador en los filmes de Alan Parker, que coincidió con Mickey Rourke en uno de ellos, El corazón del ángel, y que en su debú se muestra irregular.

Homeboy posee momentos de acertada y lograda atmósfera de amarga y efectiva emotividad no exenta de entrañabilidad; pero su presunto final feliz, dentro de lo que cabe, niega el desarrollo que anteriormente ha expuesto. Tampoco es muy afortunado su montaje, que induce a pensar en forzados descartes.

Una película menor no exenta de cierto encanto, pero que no acaba de elevar su tono debido a la impericia de su director.

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