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Nefertiti se muda

El busto regresa al Neues Museum de Berlín de donde se sacó para salvarlo de los bombardeos en la II Guerra Mundial

El busto de Nefertiti ha regresado al Neues Museum, su primera vivienda en Berlín, de la que fue sacado durante los bombardeos de la II Guerra Mundial para emprender luego un largo periplo por domicilios provisionales.

El busto de la Reina del Nilo, llegó al recién remozado museo procedente del vecino Altes Museum, ambos en la Isla de los Museos berlinesa, entre enormes medidas de seguridad. Se trata de la enésima mudanza que soporta la escultura de la esposa del faraón Akenaton, desde que los arqueólogos alemanes la hallaron en el Valle de Amarna, en 1912, y la trasladaron a la capital alemana.

La pieza, de 3.500 años, pasará aún unos días dentro de su embalaje protector especial. Tras un tiempo prudencial de aclimatación, será introducida en su nueva vitrina bajo una de las cúpulas del Museo, en cuyas salas también se exhibirán las piezas restantes de la colección de arte egipcio berlinesa.

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El próximo 15 de octubre se producirá la presentación ante la prensa de Nefertiti en su emplazamiento definitivo en el Neues Museum, que abrirá sus puertas al público dos días después. El reestreno en Berlín tendrá rango de acontecimiento ciudadano, ya que durante los dos primeros días siguientes a la reapertura para los medios la entrada al Neues Museum será gratuita, por lo que cabe esperar largas colas.

El Neues Museum -uno de los cinco museos de la Isla berlinesa, junto al Altes, el Pergamon, el Bode y la Alte Nationalgalerie- ha sido restaurado por el arquitecto británico David Chipperfield y abrió sus puertas brevemente hace unos meses, aunque vacío, para volver a cerrar luego mientras se acondicionaba su interior. El busto de Nefertiti es una de las piezas más preciadas de Berlín, cuyas autoridades se han negado siempre -desde tiempos de Adolf Hitler- a las demandas de restitución de Egipto, que considera que en su momento fue sacado ilegalmente del país.

La reina viajera durmió sepultada en el Valle de Amarna sin sobresaltos durante sus primeros 3.400 años de existencia, pero desde que fue descubierta por el arqueólogo Ludwig Borchardt ha ido de traslado en traslado. Primero fue exhibida en el Neues Museum, pero tras el estallido de la II Guerra Mundial las autoridades del Tercer Reich la escondieron en una mina de Turingia (al este del país). Tras el fin del nazismo fue recuperada por las tropas estadounidenses y mostrada al público primero a las afueras del sector americano berlinés y, a partir de 1967, en el barrio de Charlottenburg. A partir de la reunificación sufrió nuevas mudanzas: primero se la colocó en el Kulturforum, un moderno complejo museístico. Luego fue llevada al Altes Museum, a la espera de que quedara listo el edificio restaurado por Chipperfield, en unas obras en las que se invirtieron unos 200 millones de euros. El arquitecto británico optó por un concepto de restauración que deja al aire las cicatrices del tiempo y no recompone lo que quedó destruido, sino que lo sustituye por materiales nuevos, piedra blanca, rectas columnas, suelos de madera y estructuras de acero.

AFP
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