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"La movida eran 20 personas", dice Pérez Villalta

Andrés Fernández Rubio

"La movida era un grupo muy reducido de personas, poco más de 20", dice el pintor Guillermo Pérez Villalta, autor de un decorado y figurante en la película Laberinto de pasiones. "Luego se ha querido pegar gente que no tenía nada que ver, todos los Trueba y esta gente no pertenecían para nada a la movida. En la música, por ejemplo, Nacha Pop, grupo al que se ha reverenciado, no estaba en la movida. Los grupos pioneros se reducían a Pegamoides, Zombies y Radio Futura en sus principios".Los símbolos de la movida eran el pop y una cierta intrascendencia trascendente, porque, según Pérez Villalta, la cultura era entonces tan "aburrida y tristísima" que la banalidad podía ser utilizada como arma de ofensa. "Ahora es todo tan banal que ya no tiene sentido", dice.Los lugares de reunión eran casas, sobre todo la de Costus (pareja muy querida de pintores" con un final trágico: uno murió de sida y otro se suicidó después), la del pintor y arquitecto Sigfrido Martín Begué y la del fotógrafo Pablo Pérez Mínguez. En cuanto a locales, añade Pérez Villalta, el más antiguo fue Pentagrama, luego Ras y Rockola en el momento álgido, entre 1981 y 1982.El momento más bonito

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"Cuando cerró Rockola, la movida se acabó", sentencia el pintor andaluz. "El momento más bonito fue en el 80", añade, "porque era el principio, donde todo se hacía por puro cachondeo y nadie era consciente de lo que estaba pasando, sin ninguna pretensión de ninguna clase".

Según Pérez Villalta, "la oficialización de la movida tiene que ver con Borja Casani [director de la revista La Luna de Madrid], cuando la Comunidad de Madrid toma la movida como elemento de prestigio".

La movida tenía "una visión divertida del sexo (la tragedia empezó más tarde, con el sida)", dice el pintor, y esa libertad también significó "una de las primeras manifestaciones del mundo gay absolutamente libre,sin ningún tipo de rollo recalcitrante, lo que en España era inimaginable". En cuanto a las drogas, Pérez Villalta recuerda que entonces movida significaba "a ver quién se iba a buscar droga". Se utilizaba como elemento liberador, "no la cosa macabra de la heroína, que empieza en la época trágica del 83, sino algo más inocente, anfetas, ácido y, lo más normal, porros" La movida fue una extraña mezcla de músicos, pintores, arquitectos o escritores al mismo tiempo, "amigos sin conciencia de que aquello era la movida". En el aspecto intelectual, según la lista de Pérez Villalta, figuran Almodóvar en cine; en pintura, el equipo de la figuración que lo incluía a él y a artistas como Herminio Molero, más críticos como Juan Manuel Bonet; en arquitectura, "derivados pos-Moneo" como Pedro Feduchi, Antón Capitel y Gabriel Ruiz Cabrero, y en el mundo literario, Ignacio Gómez de Liaño, o Andrés Trapiello.

Pérez Villalta cree que ahora Madrid se ha profesionalizado mucho, lo que le parece bien, "pero las relaciones son más serias y distantes, y no creo que haya ningún caldo de cultivo de nada, no hay disidencia ni underground y no se ve que vaya a surgir algo nuevo. Esta es una época de baja cultural, lo cual también es esperanzador porque tendrá que surgir algo".

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