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El museo del pintor en Málaga abrirá a finales de 2002 con 186 piezas

Javier Arroyo

El futuro Museo Pablo Picasso de Málaga se abrirá al público en el último trimestre de 2002. Un total de 186 obras del pintor, valoradas en 27.994 millones de pesetas y donadas por su hija Christine y su nieto Bernard, compondrán lo que, según Carmen Jiménez, responsable del proyecto, será "un gran museo que reflejará todos los periodos del pintor". A la espera de que concluyan los trabajos de rehabilitación del palacio de Buenavista, construido en 1530 y sede de la futura pinacoteca, las obras donadas se encuentran custodiadas en algún lugar secreto de Madrid. Manuel Chaves, presidente de la Junta de Andalucía, que ayer presidió la reunión de los patronatos de las dos fundaciones que coordinan el futuro museo, no quiso dar a conocer el lugar exacto de la custodia "por razones de seguridad". El traslado de las pinturas desde Francia a Madrid comenzó hace ocho meses y se completó hace apenas tres semanas.

El Museo Picasso, definido por Chaves como "el acontecimiento cultural más importante que Andalucía puede ofrecer al mundo", comenzó su andadura en octubre de 1997. En su arranque, la Fundación Museo Picasso sólo contaba con una donación efectiva -la obra Cráneo y tres erizos- y el compromiso de Christine de ceder otras 132 obras. Bernard, su hijo, se unió entonces al proyecto comprometiendo la cesión de 54 obras. Así, la colección se configuró en las 186 piezas que formarán la exposición permanente y que, según Francisco Fernández, gerente de la fundación, "se podrán prestar a otros museos, pero no en los primeros años".

Picasso y la arqueología

El aumento de las donaciones obligó a ampliar el proyecto original. Los 2.000 metros cuadrados del palacio de Buenavista se quedaron cortos y hubo que adquirir varios edificios colindantes, en pleno barrio malagueño de la Judería, hasta completar los 7.000 que conforman el proyecto final. Durante las obras de restauración del palacio (con un presupuesto inicial de 1.300 millones y ya ampliado provisionalmente a 2.000), quedaron al descubierto valiosos restos arqueológicos. Estas huellas fenicias, romanas y musulmanas no sólo han retrasado y encarecido las obras, sino que han obligado a redefinir el museo. Se ha decidido no tapar esos restos para dejar que convivan, una planta más abajo, con las obras del pintor malagueño.

Carmen Jiménez, que ha llevado adelante el proyecto, dirigirá el museo una vez en marcha, "al menos durante los cinco años iniciales", matizó Chaves. Jiménez compatibiliza estas funciones con su cargo de conservadora de la colección del siglo XX del Museo Guggenheim. Bernard Picasso, por su parte, se convertirá en el representante institucional del museo en el mundo.

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