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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Tócala otra vez, Sydney

"Cuando todos los arquetipos irrumpen sin decencia, se alcanzan profundidades homéricas. Dos clichés hacen reir. Cien clichés conmueven. Porque se advierte oscuramente que los clichés están hablando entre sí y celebran una Fiesta de reencuentro". Estas palabras, que escribiera Umberto Eco hace más de 15 años a propósito de Casablanca, vienen a la mente tras la visión de esta Habana que es, sin más, un remake apenas emboza do de la anterior. Eco analizó la grandeza de la película que, entre dudas y prisas, improvisaran el director Michael Curtiz, los guionistas Howard Koch y Jullus y Philip Epstein, y el productur Hal B. Wallis, como el resultado de una feliz superposición de arquetipos -Amor, Infeliz, Dinero, Juego Mortal, Triángulo-. Se podría hacer lo mismo con ésta: como Casablanca, Habana apela a parecidos factores, aunque sus logros queden por debajo del modelo.

Habana

Director: Sydney Pollack. Guión: Judith Roscoe y David Rayfiel, sobre un argumento de J. Rascoe. Fotografía: Owen Roizman. Música: Dave Grusin. Producción: S. Pollack y Richard Roth para Mirage-Universal, EE UU, 1990. Intérpretes: Robert Redford, Lena Olin, Alan Arkin, Raúl Julia, Toman Millian, Betsy Brantley, Mark Rydell. Estreno en Madrid: cines Bogart (V. O.), Dúplex I, Multicines Pozuelo, Vaguada, Ideal Multicines, Aragón, España, Majadahonda, Excelsior, Infanta, Azul, Proyecciones, Lido, y Parquesur.

Modelos

La razón hay que buscarla, en primer lugar, en la existencia del modelo mismo. Pollack, el mayor ilustrador de cromos del cine americano contemporáneo -recordar Memorias de África- no es Pierre Menard, y puesto a copiar el original, se permite correcciones y distancias que se pretenden dirigidas al espectador desde el comportamiento de los personajes. Este abordaje a una trama desde la superioridad que da el conocimiento -no otra cosa es la posmodernidad cinematográfica-, esta desconfianza en las virtudes contemporáneas de los viejos elementos comunesá todo melodrama, hacen del film -de tantos otros, a decir verdad- un curioso quiero y no puedo. Quiero, porque no en vano apela a parecidos personajes y situaciones de Casablanca y de tantos otros mélos exóticos con aventurero protagonista: la fórmula parece seguir funcionando, al menos en la teoría.Un no puedo, porque esa distancia que, voluntaria o involuntariamente, se toman Pollack y sus guionistas no ayuda a la película a aumentar su espesor dramático, sino todo lo contrario. Reducir esa verdadera salsa de arquetipos que era Casablanca a una actualización un poco culpable, con personajes que hablan y se comportan fuera del tópico hollywoodense hace que Habana pierda el halo naif que hacía de su modelo un film irrepetible.

Habana habla de grandes convulsiones -el último día de 1958 en la capital de Cuba, la noche antes de la irrupción victoriosa de las tropas castristas en la capital-, de amores sublimados por la pérdida. Se apoya en un trío protagonista que, en la práctica, se queda reducido a dos miembros: Robert Redford, pasablemente creíble en su papel de jugador cínico y cautivador, y Lena Olin, que le da una réplica ajustada y precisa.

Raúl Julia no encuentra su lugar, tal vez porque su personaje no tiene un desarrollo similar al que Paul Henreid encontró para acufiar su rol de marido ambiguamente ganador. Con ello la película pierde uria de las referencías principales sobre los que se construía Casablanca: la sospecha de que en la trama la mujer es sólo un trueque que esconde la fascinación que un hombre siente por el otro y su mundo, y viceversa.

Con todo, las virtudes primigenias del modelo se aprecian por debajo del look de una reconstrucción de ambientes en exceso made in Hollywood. La fuerza de la renuncia a lo único que se ha amado, la concepción de la existencia como un riesgo perenne, juegan a favor de la película. Habana es una voluntaria denuncia de la actuación USA en Cuba, lo que confiere al film una rara cualidad de pieza única en estos tiempos de garrote, tentetieso y rescrituras de la Historia.

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