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El Parlamento se retrasa en la aprobación de la Ley del Libro

La dilación perjudica al sector editorial y a los centros educativos

Maribel Marín Yarza

La campaña de los libros de texto, que habitualmente arranca a mediados de abril, no comenzará este año hasta que las Cortes aprueben la nueva Ley de la Lectura, del Libro y de las Bibliotecas. Ello no ocurrirá, como pronto, antes de mediados de junio, a no ser que los partidos, ocupados ahora en preparar la contienda electoral, acuerden adelantar su debate en el Senado.

En este momento de transición, los agentes del sector no están dispuestos a quedar atrapados entre dos sistemas tarifarios; el aún vigente de descuentos ilimitados y el de precios libres consagrado en este proyecto de ley que, salvo excepciones como ésta, establece el fijo como norma. Así que, de momento, esperan.

La nueva legislación, con 91 enmiendas pendientes, entró en la Cámara alta el 9 de abril y no terminará su tramitación en el Senado hasta el 4 de junio, cuando será devuelto al Congreso para su aprobación definitiva 10 días más tarde. La presidenta de la Comisión de Cultura del Senado, la socialista Maribel Flores, sostiene que se han cumplido "todos los plazos". Pero el sector lo pone en cuestión. "Tenemos cierta sensación de tomadura de pelo. Que haya elecciones no es óbice para que no se trabaje. La campaña del libro siempre es sensible; hay nerviosismo entre los padres, los libreros... Y este año que tenemos manuales nuevos para cuatro cursos por la LOE, aún más", lamenta Antonio María Ávila, director ejecutivo de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE). "Esta situación nos está afectando mucho a la logística y a la comercialización. Habitualmente ya estamos haciendo pedidos y distribuyendo libros desde mediados de abril. ¿Pero con qué tarifa lo hacemos? Lo razonable es esperar, aunque esto nos va a suponer problemas de organización interna para servir a tiempo a los clientes. Mucha gente va a tener que quedarse sin vacaciones", añade José Moyano, presidente de la Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza (ANELE).

Repercusión económica

Ni Moyano, ni Ávila se atreven a cuantificar en dinero las repercusiones de este impasse. Sólo dicen que las habrá. "Los legisladores sabían lo delicadas que eran estas fechas para nosotros. Estamos muy decepcionados, sobre todo, con el partido socialista, supuestamente progresista", continúa.

En el periodo que va de mediados abril a finales de septiembre se concentra el grueso del comercio de libros de texto, que con 698,84 millones de euros de facturación y 51 millones de ejemplares vendidos en 2006, representa el 24% del negocio del sector, por delante incluso de la literatura (21,4%). De ahí la preocupación de libreros, distribuidores y editores, que están presionando en todos los frentes para tratar de acelerar la aprobación de esta ley que goza de un alto grado de consenso. Lo está haciendo en los despachos parlamentarios, en las sedes centrales de los partidos e incluso en el Ministerio de Cultura, donde aclaran: "Somos los mayores interesados en que la ley salga adelante cuanto antes. Pero el Senado es soberano".

La Ley del Libro se ha topado en su tramitación con un mes de intensa actividad parlamentaria y política. "El pleno de los días 8, 9 y 10 de mayo venía cargadísimo de leyes, así que era casi imposible incluir una más y además con tantas enmiendas", justifica Flores. "Luego está la campaña electoral a partir del día 10 y los grupos pequeños prefieren dejarlo para después. Nosotros no tenemos problema en adelantar su debate si hay unanimidad, pero lo vemos difícil. Y no queremos hacer un pacto PSOE-PP contra los chicos".

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