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Profesor chiflado de la samba

Tom Zé, figura de leyenda de la música brasileña, realiza un repaso a su carrera de tropicalista de vanguardia

A sus 75 años recién cumplidos, Tom Zé todavía tiene ánimos para cantar y saltar durante una hora y media. "No me gusta subirme a un escenario si no tengo algo nuevo, porque no soy un cantante y no hay razón para volver a mostrar aquello que ya hice antes. Cuando hay algo nuevo sí creo que está justificado viajar a Europa. Y esta vez tenía el disco Estudando a bossa y lo que había hecho en directo para el DVD O pirulito da ciência (El pirulí de la ciencia)", explica Tom Zé, que el lunes actuó en la Red Bull Music Academy, en Madrid, la única ciudad del mundo en la que se puso su nombre a un bar.

Cuanto más mayor, más joven se vuelve su público. En el Lincoln Center de Nueva York, el "científico loco" como lo ha bautizado The New York Times -que también le calificó de "nuevo Frank Zappa"-, enloqueció en julio al público improvisando sobre anuncios de las páginas amarillas y avisos por megafonía del metro. En el último Rock in Rio salió disfrazado de político -traje gris y banda presidencial verde y amarilla sobre el pecho- para cantar Balcão de negócios: "La corrupción en Brasil es una plaga. Parece darse por hecho que uno entra en política para corromperse. Y Dilma [Rousseff, presidenta de Brasil] está siendo muchísimo más dura con la corrupción de lo que lo había sido Lula", asegura. "Rock in Rio parece una cosa tan alienada que si haces algo como lo que hice yo todo el mundo mira para otro lado. Solo hay lugar para la fiesta. Aunque varios periódicos hablaron de ello y el Estado de São Paulo publicó que yo era el artista más rock and roll de Brasil", cuenta este rebelde que ha sabido convertir sus limitaciones como cantante e instrumentista en bazas creativas.

"Caetano y Gil prepararon a la juventud para la ley de la termodinámica"

Antônio José Santana Martins (Irará, Bahía, 1936), que asegura que lo que hace es periodismo cantado, cursó música en la Universidad de Salvador de Bahía con profesores como Koellreuter, Widmer o Smetak. "Una escuela de ensueño, de las mejores del mundo. Pude aprender allí durante cuatro años gracias a una beca. Toda mi educación se la debo a la escuela pública".

El sello de David Byrne, exlíder de Talking Heads, ha editado una cuidada caja con varios de sus discos en vinilo -la trilogía Estudando o samba, Estudando o pagode y Estudando a bossa- y diverso material. El título, Studies of Tom Zé. Explaining things so I can confuse you, se basa en la letra de Tô: "Estoy explicándotelo para confundirte / estoy confundiéndote para aclararte". El día en que David Byrne, que en 1986 había viajado a Río de Janeiro con el fin de presentar su película True stories, entró en una tienda del centro para comprar unos discos de música brasileña y se llevó Estudando o samba engañado por el título, la vida de Tom Zé cambió: "Me salvó porque yo estaba ya a punto de irme a trabajar a la estación de servicio de un familiar en Irará. Vivía en la pobreza". A raíz del recopilatorio publicado por Byrne no solo le descubrieron atónitos músicos como Beck, grupos como Tortoise, High Llamas y Beastie Boys, o los críticos de Rolling Stone, también los brasileños redescubrieron al olvidado Tom Zé.

Él, que había figurado junto a Caetano Veloso, Gilberto Gil, Gal Costa o el grupo Os Mutantes en la portada del disco-manifiesto de 1968 Tropicalia ou panis et circenses. "Suele decirse que el tropicalismo surgió del rock internacional y del poeta modernista Oswald de Andrade. Mentira. Fue lo que yo llamo lixo lógico (basura lógica). Hasta los ocho años fuimos educados por la península Ibérica, el mundo mozárabe, su matemática, cosmogonía, poesía... Y oyendo la Provenza de los siglos XI y XII. Al entrar en la escuela primaria dejábamos de ser analfatóteles y empezábamos a tomar contacto con Aristóteles y el mundo occidental. Comparábamos ambos procesos y siempre algo se quedaba fuera porque las ciencias no son exactas", dice riendo. "Pero la cabeza no tira nada, va todo al hipotálamo. Y durante los estudios ese hipotálamo fue creciendo más y más, todo eso pasó al córtex y vimos Brasil con una visión no aristotélica. Nuestras canciones estaban imantadas por ese tipo de pensamiento".

"Hay países como Francia que creen que no hubo una segunda revolución industrial e intentan vivir como si eso no existiese, pero en Brasil, durante la dictadura, las canciones de Caetano y Gil dejaron a los jóvenes preparados para entrar en contacto con el procesamiento de datos, el principio de incertidumbre de Heisenberg, la segunda ley de la termodinámica o la semiótica de Peirce. La Tropicália fue ese brazo cantado que llevó Brasil de la Edad Media a la segunda revolución industrial". A la pregunta de cuál sería el legado del tropicalismo se queda pensativo: "Prefiero preguntar que responder".

El músico Tom Zé, esta semana en Madrid.
El músico Tom Zé, esta semana en Madrid.SAMUEL SÁNCHEZ
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