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Carlos Saura vuelve la vista al pasado en "Dulces horas"

Comienza el rodaje de la nueva película del director

Con su nueva película Dulces horas, Carlos Saura parece haber iniciado un retorno a su habitual lenguaje cinematográfico. La película, producida por Elías Querejeta, se está rodando estos días en Madrid, casi exclusivamente en interiores y más concretamente en los locales del que antes fuera Instituto Francés, escenario en el que ya fueron rodadas algunas escenas de su anterior obra, Deprisa, deprisa.

Dulces horas está protagonizada por una serie de actores que, en su mayor parte, trabajan por primera vez con Carlos Saura. Con todos ellos pudo hablar ayer la Prensa.La temática fundamental de la película es, en palabras de Carlos Saura, «la obsesión que todo hombre siente por su pasado, elemento que, por otra parte, es lo único con que realmente cuenta el ser humano». Juan, el protagonista, interpretado por el acto Iñaki Aierra, intenta reconstruir su propio pasa do contratando a una compañía de actores, a quienes encarga la interpretación de los personajes que de un modo u otro influyeron decisivamente a lo largo de su vida Dulces horas, afirma Carlos Saura «es en realidad una obra escrita por el propio protagonista, quien en las actuaciones de estos actores logra encontrar, si no todos los datos que le faltan en su memoria, sí una serie de chispas. La película es bastante teatral, ya que todos los personajes están, en cierta medida, sobreactuados».

La película es una coproducción hispano- francesa, en la cual el 80% del capital ha corrido a cargo de Elías Querejeta, quien lleva unos cinco años trabajando con productoras francesas, «aunque siempre», nos explica, «con acuerdos establecidos para que no se modifique en nada el guión ni el núcleo principal de la película». Por parte francesa interviene, con un importante papel, el actor Jacques Lalande, muy conocido en los medios teatrales y televisivos del país galo. Para Lalande, «trabajar con Saura, director muy querido en Francia, donde realmente se conoce mal el cine español, es una gran experiencia. Mi papel», nos cuenta, «es el de un divisionario azul, el tío Angelito, interpretado por uno de los miembros de la compañía. Es el papel de un loco. Por supuesto, como no hablo castellano, tendrán que doblarme».

Entre los actores se encuentra también Luisa Rodrigo, otra veterana del teatro. «Con Saura me siento agustísimo», nos dice, «por que no solamente es un gran director, sino que su trato con los actores es muy humano, muy afable». «Todos nos conocemos», nos explica Primitivo Alvaro, director de producción, quien lleva trabajando con Saura desde La caza, «porque Saura acostumbra a ensayar con un mes de antelación, para que el primer día de rodaje no seamos unos perfectos desconocidos».

La película está siendo rodada enteramente en vídeo. «Creo», nos dice Saura, «que el vídeo es el cine no ya del futuro, sino de hoy. No estoy de acuerdo con Wim Winders, quien dice que el vídeo es la muerte del cine. A mí me encanta trabajar con video3 es un invento fantástico que facilita el rodaje». Los actores parecen mostrarse totalmente de acuerdo con él: «A mí me gusta poder verme a los cinco minutos de fijar mi actuación», nos dice Assumpta Serna, otra de las protagonistas femeninas de la película, quien ha trabajado asimismo en El crimen de Cuenca.

El reparto cuenta asimismo con un actor novel, muy interesante, Iñaki Aierra, que se ha preparado durante cinco años con profesores de la talla de Strasberg y Delacio, y para no faltar a una cierta tradición sauriana, con una niña de nueve años, Magdalena García, quien afirma que «me siento muy bien haciendo cine, pero no sé s después podré hacer alguna película más».

No al encasillamiento

La acción de la película se sitúa a lo largo de los años cuarenta y de los ochenta. En el plató, el calor e insufrible. Una larga mesa ocupa e centro de la sala y en un breve interludio entre toma y toma, Saura nos explica que «a veces, rodar en interiores es muy angustioso tienes que soportar un calor y un claustrofobia terribles. A mí, de todos modos, no me gusta encasillar me Deprisa, deprisa estaba rodada casi por completo en exteriores. Lo que sucede es que yo soy un auto (prefiero sentirme autor antes que director) que siempre se ha interesado mucho por las familia españolas, por su temática, por es casi siempre he rodado en pisos».

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