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Reportaje:

Un Quijote con voz de Shakespeare

Tras estrenarse en Leeds, llega a Madrid 'Don Quixote' de Josep Galindo

¿Qué se les dice a nuestros jóvenes para que no se intimiden ante la extensión y la antigüedad de nuestra novela más universal? Pues que el Quijote es, entre otras muchas cosas, un libro divertido. Esa diversión es la que ha plasmado Josep Galindo, director de la traslación escénica de Don Quijote de La Mancha, que llega el viernes al Teatro de Madrid en el marco del Festival de Otoño tras su estreno en el West Yorkshire Playhouse de Leeds (Reino Unido).

No es la primera vez que Galindo y Pablo Ley, que firma la adaptación del montaje junto con el dramaturgo irlandés Colin Teevan, trabajan con y en este centro dramático inglés. De hecho, Galindo y Ley estrenaron en la misma sala en 2004 Homage to Catalonia, el montaje sobre la novela homónima de George Orwell. Las coproducciones con el resto de Europa no es algo habitual en Inglaterra. Greg Hicks, el actor que interpreta al ingenioso hidalgo manchego, considerado como uno de los grandes actores ingleses por sus trabajos con la Royal Shakespeare Company, entre otros, comentaba tras la función británica el carácter aislado de sus compatriotas: "No quiero morir aquí, estoy harto de la desconfianza con la que en este país se recibe cualquier cosa que venga de fuera, cualquier expresión que suponga una ruptura con la tradición".

Tras el estreno la crítica inglesa más influyente no se andó con chiquitas. Jeremy Kingston de The Times calificó la adaptación de cranky (rara), el montaje de scenic hotchpotch (batiburrillo escénico) y la producción de silly (tonta), todo eso sin haber leído la obra de Cervantes. Y es que la estética del montaje, cercana a la de Calixto Bieito y a la de otros creadores catalanes, desconcierta, cuando no incomoda, a los ingleses más veteranos mientras encandila a los más jóvenes, capaces de reconocer los referentes con los que Galindo juega.

Un par de ventiladores sustituyen a los famosos molinos; Sancho Panza luce una camiseta de los Grizzlies, en concreto, la de Pau Gasol; él y su señor hacen autostop; el Caballero de la Blanca Luna desafía al de la Triste Figura en la discoteca White Moon, anunciada con neones en el más puro estilo de Las Vegas... Una road-play que sintetiza en un par de horas, sin contar el descanso, la esencia de la primera y la segunda parte de la obra de Cervantes. Los episodios y los personajes más emblemáticos aparecen en esta adaptación sintética y a la vez fiel.

Lo bien que suena nuestro Quijote en inglés es una de las cosas que más sorprenden del montaje. Los intérpretes hacen el texto suyo hasta el punto de que parece escrito originalmente en la lengua de Shakespeare. Hicks compone un Quijote grotesco y tierno a la vez, en el que reconocemos la densidad y la dualidad del complejo personaje. Con los aplausos, un último guiño: el tema Libre, de Nino Bravo.

El actor británico Greg Hicks, en un momento de la representación de<i> Don Quixote </i>en Leeds (Reino Unido).
El actor británico Greg Hicks, en un momento de la representación de Don Quixote en Leeds (Reino Unido).
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