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Entrevista:EDUARDO SOUTO DE MORA | Premio Pritzker de Arquitectura

"Quisiera trabajar más en Portugal. Pero no hay nada"

La concesión del Pritzker, considerado el premio Nobel de Arquitectura, al portugués Eduardo Souto de Moura (Oporto, 1952), no podía llegar en mejor momento para la maltrecha autoestima de Portugal. Los vientos de crisis, económica, política y social soplan con mucha fuerza en los últimos tiempos, y aumentan día a día los portugueses que preparan las maletas para buscar nuevos destinos fuera de sus fronteras.

"Es una buena noticia para los portugueses, para contribuir un poco a levantar el ego. El techo está muy bajo", dice Souto de Moura en una conversación con EL PAÍS ayer, a las 24 horas de obtener el premio.

"Mi vida no va cambiar nada", asegura el arquitecto, que no oculta que un galardón como el Pritzker es siempre un estímulo. "Un premio de esta envergadura siempre ayuda". Probablemente, su vida profesional apenas cambiará, porque Souto de Moura no puede quejarse de falta de trabajo. Basta hacer un breve repaso de los proyectos que tiene en marcha: "Dos concursos en Suiza, para el estadio y un museo en Lausana, y estamos en la fase final de unos laboratorios en Basilea; en Bélgica, un crematorio; dos edificios de pisos en Burdeos; el metro de Nápoles, y acabo de ganar un concurso en un país de Oriente Próximo, que no puedo revelar". Además, imparte clases en las escuelas de Arquitectura de Oporto y Lausana.

Cuando le llamaron para anunciarle el galardon pensó que era una broma

Su queja, cuando todo el mundo ensalza al arquitecto triunfador, es la falta de proyectos en su país. "Me gustaría trabajar más en Portugal. Pero actualmente no hay nada. Está todo totalmente paralizado". Souto de Moura no tiene un solo proyecto en su país natal. En estas circunstancias, añade, "el futuro es negro para los jóvenes". El paisaje es desolador: "La crisis económica, europea y mundial, los tipos de interés altísimos... El sector privado no invierte y el público no tiene recursos".

La peor parte de la crisis, explica, la sufre el sector público, porque antes que suspender un proyecto decide no ponerlo en marcha. "Muchos proyectos públicos tienen el 75% de financiación europea y el 25% portuguesa. En estos tiempos de crisis, ambas partes tienen problemas para cumplir sus compromisos".

En este triste escenario, Portugal tiene un exceso de escuelas de arquitectura -quedan lejos los tiempos de Oporto y Lisboa como únicos referentes- que producen 2.000 arquitectos al año, profesionales que se suman a los más de 20.000 en todo el país. Muchos de ellos son candidatos al desempleo. La alternativa, dice Souto de Moura, "es marcharse, a Suiza o Brasil".

Confiesa que no esperaba ganar el Pritzker, y que cuando recibió la primera llamada pensó que se trataba de una broma. Sí había acariciado, en cambio, la idea de obtener "el Premio Europeo de Arquitectura Mies van der Rohe, con el estadio de Braga", una de sus obras emblemáticas. Pero no le pasaba por la cabeza obtener el premio de mayor prestigio que puede obtener un arquitecto, "para el país más periférico de Europa y el arquitecto más sobrio de Portugal". La nación más periférica del continente, con algo más de 10 millones de habitantes, ha ganado ya dos veces el premio Pritzker. Solo un español, Rafael Moneo, ha obtenido este galardón. En Portugal, el primero fue Álvaro Siza Vieira, en 1992, nacido en Oporto, como Souto de Moura. Los dos grandes nombres de la arquitectura portuguesa han colaborado en diversos proyectos, y tienen su estudio en el mismo edificio de la ciudad del Norte, con una vista espectacular al río Duero.

El crítico Ricardo Carvalho publicaba ayer las que, en su opinión, son las seis mejores obras de Souto de Moura: la Casa Quinta do Lago, el Monasterio de Santa María do Bouro, una casa en Moledo, el metro de Oporto, el Estadio del Sporting de Braga y la Casa de las Historias (museo de Paula Rego) en Cascais. Todas están en Portugal. Actualmente, el arquitecto, con estudios en Oporto y Lisboa, solo trabaja en obras que están fuera de su país.

Entre las numerosas reacciones a la noticia que se escucharon ayer en Portugal, destaca la de su amigo y colaborador Álvaro Siza. "El premio hace justicia y para mí, supone una gran alegría", dijo el primer arquitecto portugués que obtuvo el Pritzker. "Su trabajo es de un gran rigor, de una gran exigencia. No conozco ninguna obra de su firma que sea descuidada. En todas sus labores, hay siempre una gran atención a la inserción. No son piezas aisladas, sino que forman parte de un tejido. Es una arquitectura que tiene pasado y visos de futuro".

El arquitecto portugués Eduardo Souto de Moura.
El arquitecto portugués Eduardo Souto de Moura.MIGUEL A. LOPES (EFE)
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