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Lou Reed desnuda sus sonidos callejeros

El cantante neoyorquino publica un disco recopilatorio grabado en directo

Elsa Fernández-Santos

Con el rostro impertérrito, sin la más mínima concesión al arco iris en su vestuario y sin quitarse sus eternas gafas de sol estilo piloto, Lou Reed presentó ayer en Madrid su último trabajo, Perfect night live in London . Un disco acústico, grabado en directo en el Royal Festival Hall de Londres, donde algunas de las canciones más conocidas de este neoyorquino de 56 años suenan más desnudas e íntimas que nunca. «Ante todo soy un tipo al que le gusta escribir», afirmó el músico. «Y después soy un tipo a quien también le gusta cantar», añadió Reed, para quien su actual búsqueda de la pureza en el sonido no se contradice con el viejo espíritu del rock. ¿Y cuáles son los asuntos que hoy inspiran al autor de Heroine? «Pues no querer cenar solo y ese estilo de preocupaciones». «Mi pauta», continuó, «es no seguir las modas».

Ante una treintena de periodistas y durante poco más de media hora, Lou Reed, la legendaria figura de la Velvet Underground, explicó ayer por qué decidió publicar Perfect nigth live in London después de 14 años sin grabar un disco en directo.«Yo grabo todas mis actuaciones y ésta me pareció especialmente buena, por eso decidí publicarla. La pureza en el sonido es algo que preocupa a todos los músicos y este concierto tiene un sonido especialmente limpio. No creo que perseguir un buen sonido sea algo contradictorio con el espíritu del rock. Desde siempre he perseguido estar cerca de los que me escuchan y un sonido limpio te ayuda a esa cercanía, es uno de los caminos a la esencia».

Lou Reed, que afirmó que últimamente sólo escucha música sacra de Córcega, se defendió cuando le preguntaron si su conocida inspiración en las calles de Nueva York no era la visión de la desolación urbana desde el punto de vista de un privilegiado. «La calle está para todos y en ella vivimos todos, da igual la procedencia de cada uno. Yo he ido a la universidad y me he graduado en inglés. ¿Es eso malo para entender la calle?», señaló Reed, hijo de una familia judía de clase media de Brooklyn y cuyo conocido pasado de drogas, alcohol y depresiones (a los 14 años sus padres decidieron que se le aplicara una terapia de electrochoque) zanjó ayer afirmando: «No conozco a nadie a quien le guste estar demasiado tiempo en la misma acera. Y tampoco conozco a nadie que alguna vez no se haya caído borracho por unas escaleras».

Lenguaje agotado

Reed, que para muchos todavía representa la integridad de los viejos rockeros, asegura que ignora si el lenguaje del rock & roll está agotado. «No soy experto en casi nada pero desde luego no lo soy en música techno , que quizá es el camino actual de la música». «Ese camino», añadió con ironía, «conduce a un lugar bonito e interesante. Pero, definitivamente, no es el camino de mi música».«Desde el comienzo de la Velvet Underground nos fijamos una serie de valores cuya esencia he seguido todos estos años. Desde el principio nos impusimos no tocar blues, porque todos lo hacían; también decidimos escribir sobre lo que nadie escribía y hacerlo de una forma simple y clara, lo más sencilla posible. Y, por último, nunca seguir ninguna moda. Esas ideas básicas, junto a otros cien matices que aquí sería largo y difícil de explicar, son las pautas que todavía hoy son importantes para mí».

Quizá sea por sus rasgos un tanto primitivos o por la actitud distante que le gusta exhibir, pero Lou Reed apenas cambia de cara. «¿Por qué no sonríe usted nunca?», le preguntó ayer un periodista. «Sí lo hago, pero sólo por dentro, para que nadie me vea», afirmó el cantante.

Fue ésa una declaración que casi se va a pique cuando, minutos después, una arrebatada periodista se atrevió a decir: «¿Sabe usted que cada día está más guapo?» «Sinceramente, agradezco ese comentario», respondió Lou Reed con una mueca que, aunque no era una sonrisa propiamente dicha, al menos intentaba parecerlo.

Ya lanzado, y ante la pregunta de qué aspecto de su leyenda le hubiera gustado cambiar, señaló: «Creo que la gran mentira sobre mi persona es que no soy un buen tipo».

Poeta judío

A propósito de la publicación de Perfect night live in London , y del trabajo en la primera película del escritor Paul Auster , Lulu on the bridge -«sólo salgo unos segundos»-, Reed ha protagonizado un documental de una hora sobre su vida, en el que participan desde Patti Smith (para quien nada iguala el lenguaje «bello, perfecto y simple» de Reed) a David Bowie («él representa ese chico malo que todos hemos querido siempre parecer») o David Byrne («nunca entenderé por qué la gente se cree que es una mala persona»).En el documental aparecen imágenes inéditas de la factoría de Andy Warhol, en las que se enseñan algunas de las primeras actuaciones de Reed. En la cinta, el cantante neoyorquino repite una y otra vez el nombre del poeta Delmore Schwartz, que fue su profesor en la Universidad de Syracusse. El poeta y crítico judío, que sirvió como modelo para el personaje Von Humboldt Fleisher, de Saul Bellow, fue el «padrino espiritual» de Lou Reed. «Mantuve correspondencia con él hasta su muerte», afirma el músico. «Fue una de las presencias más importantes de toda mi vida».

En una de esas cartas, Lou Reed, casi adolescente entonces, escribió a su admirado profesor: «Nueva York aloja a un montón de gente triste y enferma, y parece ser que yo tengo la tendencia a cruzarme con todos ellos. Si eres débil, Nueva York te ofrece muchas posibilidades. No puedo resistir el observar, el explorar y, ocasionalmente, el participar. Llego hasta el borde antes de dar un paso atrás. Es ciertamente interesante descubrir tu depravación interior, ese fantástico instinto asesino».

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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