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Gisela May, actriz de Brecht

Cantará en un encuentro de la RDA con Madrid

Gisela May es la primera actriz de la República Democrática Alemana. Su identificación con Brecht la ha convertido en embajadora de su país. Ha recitado y cantado al dramaturgo alemán en los escenarios más importantes del mundo. Hoy actúa por primera vez en España, en la inauguración de un encuentro de la RDA.

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Gisela May es como un vendaval. No tiene edad, pero sí el aire de las grandes divas de la escena. La víspera de su estreno en Madrid, en la inauguración de una exposición de la República Democrática Alemana en el Centro de la Villa, se muestra expectante. Sabe que el público español desconoce su trabajo, forjado y pulido durante muchos años en los escenarios de la RDA.Hija de un comerciante, se trasladó con su familia, siendo muy joven, a Leipzig, donde creció en paralelo al surgimiento del nazismo. De aquellos años guarda un sentimiento antifascista, que le ha acompañado toda su vida, y los recuerdos de su inmersión en el mundo del teatro. Su padre dirigía un teatro en la ciudad y allí inició sus primeras actuaciones, hasta su aterrizaje en Berlín, donde quedó fascinada por el trabajo de Elena Weigel, esposa de Bertolt Brecht y uno de los motores del Berliner Ensemble.

El encuentro con los Brecht marcó su vida, pero tardaría varios años en atreverse a representar al gran dramaturgo marxista. "Se necesitaba una cierta distancia desde la desaparición de Elena y un público distinto para que no se nos comparara". A partir de los años sesenta, Gisela y Brecht se fundieron en una sola cosa para el público del Berliner Ensemble y la RDA. Este matrimonio fue doloroso. Gisela era una actriz hecha a sí misma, mientras el Berliner encarnaba una metodología: "Yo estaba acostumbrada a, memorizar mi papel en mi cabeza y aquí me lo pusieron todo patas arriba. Tuve que empezar de nuevo, a pesar de mi experiencia. Ellos tenían su método, que consistía en recrear cualquier situación en cualquier dirección dentro de la misma obra".

Su fuerza interpretativa y su identificación con el espíritu del Berliner Ensemble la convirtieron en la primera actriz del conjunto, en Madre Coraje, en Madame Cabet de Días de la Comuna, o en la Celia Peachum de la Ópera de tres peniques. Eran los años difíciles para la RDA, todavía un país sin reconocimiento internacional, y para ella misma. En actuaciones suyas en Francfort y Estocolmo tiraban panfletos donde le acusaban de cantar a Brecht bajo imposición de las autoridades de la RDA.

Aquellos años quedan ya muy lejos. La militancia también. Gisela May comenzó a compaginar su trabajo del Berliner, a un lado del río Spree, no muy lejos del muro, con otro tipo de interpretaciones más ligeras, como Dolly en Hello, Dolly, en otro teatro de la otra orilla. Luego grabó discos de Brel, Tucholski, Erich Kästner, y hasta prueba con éxito la presentación de programas tipo talk-show en la televisión.

Después de sus dos actuaciones en Madrid -hoy lo hará en, solitario y mañana acompañada por Imanol Arias, Massiel, Nuria Espert y Adolfo Marsillach, entre otros- le espera en Berlín Mikis Teodorakis, con el que prepara un nuevo disco.

Entre tanto, Gisela May, mujer temperamental y de gestos dinámicos, pasea en bicicleta por Berlín Este, por los alrededores del Muro, la avenida de Bajo los Tilos o la plaza de la Academia. Llena sus bolsos de caramelos para dárselos a los niños de su manzana. Hoy espera ansiosa la reacción del público de Madrid, donde esta gran actriz es una verdadera desconocida.

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