Ensalada de tiros con Banderas

Hace un par de años, los estudios norteamericanos Columbia quedaron tan fascinados por la barata película chicana El mariachi, que pagaron su ampliación de 16 milímetros a 35 milímetros, montaron una espectacular campaña de lazamiento y contrataron a su debutante-realizador Robert Rodríguez para rodar El mariachi 2, con un elevado presupuesto.Ahora acaba de estrenarse esta segunda parte bajo el título Desperado, y tal como era lógico esperar, sólo es una nueva versión de la primera, pero con un presupuesto muy inferior al anunciado en su momento y con actores muy conocidos dentro del mundo latino que comienzan a hacerse un nombre dentro del cine norteamericano. Planteada como un enfrentamiento entre el español Antonio Banderas y el portugués Joaquin de Almeida, Desperado es una película sin el menor atractivo. Robert Rodríguez deja en todo momento muy claro que es muy mal guionista y como director sólo sabe rodar una buena cantidad de anodinos planos, pero que luego en su calidad también de montador enlaza con una fuerte música de fondo para dar lugar a algunas de las escenas más violentamente gratuitas vistas durante los últimos tiempos.

No existe una historia propiamente dicha, en lo que resulta ser el tradicional enfrentamiento entre hermanos, pero que igualmente podía haber sido cualquier otra cosa. Las escenas carecen del ritmo adecuado, y de la misma manera que se eterniza narrando algo que no tiene el menor interés, Rodríguez puede pasar por encima de algo en teoría atractivo.

Además, en esta segunda película, Rodríguez ha perdido el desperdigado humor que latía en la primera. Sin embargo, para compensarlo y como cada vez es más habitual en las más recientes traducciones violentas norteamericanas, introduce una larga escena donde el realizador y actor Quentin Tarantino cuenta un chiste. Lo que nada beneficia al resultado, y queda limitado a un guiño al espectador muy enterado.

Reducida a una ensalada de tiros mal aliñada, Antonio Banderas sólo puede cambiar continuamente los cargadores de las pistolas que maneja con habilidad, pero poco más logra hacer en ésta su primera película norteamericana como protagonista absoluto. A su lado, Joaquim de Almeida y la bella Salma Hayek sólo consiguen darle una débil réplica entremedias de continuas ráfagas de ametralladora tiroteos y explosiones.