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"La realidad me hace perder vocabulario"

La escritora reconstruye la memoria de este siglo en 'La casa del halcón'

Aparecen integristas islámicos y etarras; se clarea el rostro, comprometido, de Yoyes, la ex etarra asesinada, y de Salman Rushdie, el escritor errante condenado por los fundamentalistas, metáforas ambos de un tiempo, éste; y se habla, además, de mestizaje, de la memoria del siglo, de la guerra civil y de nuestro presente, asfixiado por los fanatismos. A Fanny Rubio, la autora de La casa del halcón (Alfaguara), que se presentó ayer, y que es, o quiere ser, una reconstrucción de la memoria, hay una imagen ornitológica que le fascina y que le ha llevado a escribir esta novela: la del halcón peregrino, un ave de presa que, al parecer, no tiene refugio, sino que el vuelo, libre, imparable, es su propia casa.

.Y dejando al halcón peregrino volar alto, libre, sin descanso, sin pausa, se puso a escribir esta novela sobre el mestizaje, que el tema del mestizo ("todo escritor, por serlo, lo es", advirtió Fanny Rubio) es uno de los que planean sobre este libro.

Fanny Rubio habló del principio de Arquímedes y, sobre todo, de "cómo me apoyo en la realidad para dar el salto hacia una realidad diferente, porque la realidad como tal no me interesa; la realidad me hace perder vocabulario".

A través de una periodista joven, la protagonista, que desconoce casi todo y que tiene que hacer frente, aquí y allá, a la memoria de este siglo, Fanny Rubio escribe sobre el mestizaje, sobre el escritor acosado, sobre el ser urgido a elegir.

La culpa inoculada

"A mí, que me afectó más la muerte de Yoyes que el haber conocido durante unos minutos a Salman Rusdhie, aunque de los dos hablo en mi novela, me interesaba mucho, como material narrativo, el tema de la culpa inoculada", dijo la autora.

Tenía claro, pues, el tema, pero le faltaba el personaje, y es entonces, explicó, cuando surge Alejandra Tena, una periodista de treinta y pocos años, a la que le falta memoria del siglo, pero que acabará encóntrándosela en éste, en este otro y en aquel personaje, y así, de esta manera, La casa del halcón resulta ser "la novela de la reconstrucción de la memoria". Y eso, sin tener que recurrir a la épica, "que no me interesaba", ni a la lírica, "a la que sí recurre el escritor amenazado en la ficción, Aziz Arrand". Fanny Rubio afirmó: "Lo único que me interesaba era la memoria, el presente y la narración"; y, sobre todo, poner a la narradora (al lector, en definitiva) "frente al espejo de la violencia".

Rubio, por último, insistió en un arma que, como narradora, le parece fundamental: "La risa, sí, como aliado de la elección del mestizaje".

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