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Rafael Rojas defiende la literatura como fuente de la historia

Elsa Fernández-Santos

Frente a la idea romántica y positivista de que la historia comienza donde termina la memoria, Rafael Rojas se inscribe dentro de la corriente que cree en la experiencia y en la literatura también como vehículos historiográficos. Por ello su libro Las repúblicas de aire. Utopía y desencanto en la revolución de Hispanoamérica (Taurus), primer Premio de Ensayo Isabel Polanco, habla de historias pero también de cómo estudiar la historia.

Rafael Rojas (Santa Clara, Cuba, 1965) presentó ayer el libro en la sede del Instituto Cervantes de Madrid junto al historiador José Álvarez Junco, la editora María Cifuentes y la subdirectora de Taurus, Inés Vergara. Para Junco, el libro de Rojas (una aproximación a la fundación de las repúblicas de Hispanoamérica a través de ocho de sus protagonistas) se adentra en un episodio "complejísimo" sin eludir complejidades. "Es un libro sutil, brillantemente expuesto, cuidadosamente investigado y bonito". "Una época que además conocemos muy mal porque no es una etapa histórica sino un mito fundacional y hablar de los padres de la patria, de sus debilidades, siempre es peligroso"

Rojas recordaba ayer que fue la lectura de la correspondencia final de Simón Bolívar lo que le impulsó hace ahora más de tres años a empezar a su libro. "En aquella correspondencia encontré muchas frases de desencanto y de desaliento. Frases terribles, como que lo único bueno que se podía hacer en América Latina era emigrar. Ese desánimo no era exclusivo suyo, se repetía en otros próceres de la época, un desaliento ligado en muchos casos al exilio. Un lenguaje de frustración estaba sin embargo ausente en los padres fundacionales de Estados Unidos". Para Rojas, ese desánimo no amordazó el pensamiento: "El subtítulo del libro, Utopía y desencanto, proviene de los textos de algunos protagonistas de mi libro, como Bolívar, Andrés Bello, Servando Teresa de Mier, Vicente Rocafuerte o José María Heredia, quienes siempre oscilaron entre la esperanza y la desilusión ante la empresa de construcción de los nuevos Estados nacionales en América Latina. Pero también viene de una reflexión de Claudio Magris en la que niega que sea un sentimiento acrítico o paralizante. Magris decía, con razón, que el desencanto es una forma irónica de la esperanza, que permite reaccionar críticamente contra las visiones fatídicas del presente y contra las fáciles idealizaciones del futuro".

Rojas pertenece a una corriente de historiadores que parten del archivo documental pero que no se pueden conformar con él. "Lo que es nuevo en este trabajo es mezclar las fuentes primarias con otras como la literatura, porque la literatura debe ser una gran fuente para la historia, como las traducciones", explicó el historiador sobre cómo investigó las fuentes de los ocho personajes que traza su libro en México, Nueva York, Filadelfia y Austin. "No se puede colocar la historia fuera de nuestra experiencia, y en definitiva un historiador está también marcado por las lecturas de sus personajes".

María Cifuentes, editora de Taurus, José Álvarez Junco y Rafael Rojas, ayer en Madrid.
María Cifuentes, editora de Taurus, José Álvarez Junco y Rafael Rojas, ayer en Madrid.CLAUDIO ÁLVAREZ
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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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