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69ª Feria del Libro de Madrid

El Retiro como 'efecto salvavidas'

La nueva edición de la cita madrileña arranca como gran esperanza de un sector que perdió un 10% de ventas entre enero y abril - Los autores nórdicos, invitados

Javier Rodríguez Marcos

En el cartel de la Feria del Libro de Madrid de este año, obra de Jorge Gay, hay un hombre subido a dos pilas de libros que mira al cielo mientras le llueve en la cara. Según Gay, el montón de libros es "una metáfora del anhelo de ir hacia arriba" y tener un horizonte amplio. La lluvia, entre tanto, sería "el sueño del lenguaje que riega el paisaje de los que leen".

- Muro contra la crisis. Pasando de lo intemporal al tiempo y leído en clave actual, el cartel parece una metáfora de una industria que espera que la feria madrileña sea el bálsamo contra una caída de las ventas de libros que en el primer trimestre del año aumentó el 10%. Al menos el año pasado funcionó: unida al día del libro y a las ferias provinciales, la cita madrileña dejó en un 6% el desplome que en el arranque del año había llegado hasta el 40%.

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Poca gente habrá estos días en El Retiro tan apropiada para cruzar cifras y letras como Javier Santillán, que dejó su trabajó como economista en el Banco de España y el Banco Central Europeo para fundar hace siete años Gadir. Este año recibió el Premio Nacional a la mejor labor editorial ex aequo con Marcial Pons. Santillán no es pesimista y cree que a final de año esa caída "no pasará del actual 10%". En su opinión, además, aunque la cautela se haya universalizado, todavía el perfil del parado español no tiene mucho que ver con el del comprador habitual de libros. Y algo positivo en la crisis: "La caída del euro puede ayudar a las exportaciones. Cuando estaba por las nubes era imposible vender un libro en América".

- ¿Es aquí la revolución? Ayer llovieron algo más que metáforas cuando la Reina se acercaba al final de su paseo inaugural, pasadas las dos de la tarde. Ajeno al trajín de la comitiva pero a solo unos pasos estaba el hombre del día. Se llama Jorge Ruiz y es el responsable de la editorial Equipo Sirius, dedicada a la divulgación científica y a la literatura de ciencia ficción. Su caseta es la número 227 y está tan al final del recorrido si se entra por la calle de Alcalá que casi nadie reparó en él durante la mañana.

Pero ni siquiera la tormenta del mediodía disipó la pregunta del millón: ¿dónde están los libros electrónicos? Pilar Gallego, presidenta de la Feria, anunció el lunes pasado que este año se permitiría vender -antes lo prohibía el reglamento- textos digitales. Las editoriales que lo solicitaran, añadió, tendrían una identificación especial.

La organización colgó en su web una lista de 30 sellos pero ayer era misión casi imposible encontrar uno. En Maeva decían que era "un error" de la organización: venden "a través de plataformas como Leqtor, no en El Retiro". En Acantilado derivaban amablemente -"primera noticia"- al distribuidor. Por su parte, SM y Santillana remitían al día 9 de junio, fecha en que se presentará en el Círculo de Bellas Artes de Madrid la gran plataforma digital en español, Libranda.

Pero ahí estaba Jorge Ruiz con su dispositivo de lectura Papyrus, su ordenador y su catálogo de 70 títulos. En la feria no ha vendido todavía ninguno pero explica que en el primer trimestre de este año ha despachado ya tantas descargas como en todo el año pasado. ¿Cuántas? "No muchas... permítame que no dé cifras". Vende por 9 euros la versión digital de títulos que en papel cuestan 21,90 y cree que aquella todavía no es competencia grande para estos: "Pero empieza a serlo". Por ahora, el mercado del libro electrónico en España supone solo un 0,8% del total. En Estados Unidos no pasa del 3%. La puerta digital de la feria está abierta pero casi nadie parece querer cruzarla.

- El poder del librero. La Feria del Libro de Madrid, se ha dicho otras veces, es durante 17 días -hasta el 13 de junio este año- la mayor librería de España. Aparte del entorno de El Retiro -"uno de los mayores acontecimientos culturales del mundo al aire libre", le gusta decir a Teodoro Sacristán, director de la feria-, su gran baza son las librerías especializadas y la presencia de las editoriales con sus fondos. Una jubilosa anomalía en un tiempo en el que las mesas de novedades se han comido a las estanterías.

Aunque la organización de la feria corre a cargo del Gremio de Libreros de Madrid con la ayuda de la Federación de Asociaciones Nacionales de Distribuidores, este año las librerías ocupan 118 casetas de un total de 408. Los editores, 252. Con todo, el hecho de que el papel siga siendo la parte del león en el negocio editorial es lo que otorga su poder a los libreros. Los grandes grupos siguen contando con ellos como último eslabón de la cadena en el desembarco digital y los pequeños editores se tientan la ropa antes de sumarse a ese mismo desembarco por temor al castigo de las librerías que temen correr en el futuro la misma suerte que las agencias de viaje.

- La prueba nórdica. En su primera parada, doña Sofía se encontró ayer con Jostein Gaarder. Estaba en la caseta de los países nórdicos, protagonistas de la feria este año. Después de despedir a la Reina, Gaarder respondió a dos preguntas. 1) ¿Por qué la protagonista de El mundo de Sofía es una niña? "Porque las mujeres quieren entender. Los hombres, que los entiendan, justo lo contrario de la filosofía". 2) ¿El libro digital es una oportunidad o una amenaza? "En Noruega el libro de papel no paga IVA, pero están estudiando que electrónico sí pague. Eso sí que es una amenaza".

Como se ve, temas de debate -IVA incluido; aquí el papel paga el 4% y el digital, todavía el 16- no faltarán estos días en los que 25 autores de Noruega, Suecia, Dinamarca, Finlandia e Islandia tratarán de demostrar que hay vida más allá de la novela negra. ¿Y más allá de la crisis? "En Noruega", dice Gaarder, "se lee más en tiempos de crisis porque nos volvemos menos materialistas". Javier Santillán coincide con él en el valor del libro como "refugio" en un tiempo en el que la crisis tiene consecuencias no sólo económicas, sino también "morales".

La nutrida presencia nórdica tendrá, no obstante, que pasar la gran prueba de la feria madrileña, un acontecimiento que llena las casetas pero suele dejar vacíos los pabellones en los que se celebran actos culturales. No falta además cada año quien proponga terminar con la programación paralela, que lejos de contar con una línea concreta se confecciona fundamentalmente a partir de las solicitudes de las editoriales que pagan 300 euros por acto en concepto de alquiler de un pabellón.

- Firmas por metros. El domingo 6 de junio Arturo Pérez-Reverte volverá a firmar a la feria 13 años depués. Dejó de hacerlo el día que vio a alguien midiendo con un metro la cola de los que esperaban una firma suya para repetir luego la operación con los lectores de Antonio Gala. La organización suprimió hace años las listas. Cada año se publica, no obstante, el incremento porcentual de las ventas a partir de un muestreo impresionista. Javier Santillán no pierde el optimismo pero no olvida el viejo adagio de los economistas: "A los números se les hace decir lo que se quiere".

Visitantes de la Feria del Libro de Madrid, ayer en el parque de El Retiro.
Visitantes de la Feria del Libro de Madrid, ayer en el parque de El Retiro.ÁLVARO GARCÍA
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Sobre la firma

Javier Rodríguez Marcos
Es subdirector de Opinión. Fue jefe de sección de 'Babelia', suplemento cultural de EL PAÍS. Antes trabajó en 'ABC'. Licenciado en Filología, es autor de la crónica 'Un torpe en un terremoto' y premio Ojo Crítico de Poesía por el libro 'Frágil'. También comisarió para el Museo Reina Sofía la exposición 'Minimalismos: un signo de los tiempos'.

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