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62ª edición del festival de Cannes

'San Pedro' hace memoria histórica

La Croisette se rinde al hechizo del director, que rodará un filme sobre la Guerra Civil

Borja Hermoso

Si a lo largo del ancho mundo Pedro Almodóvar es una imagen de marca, en Cannes constituye un género en sí mismo. La gente le quiere, se agolpa en la calle para husmear su estela o intuir su advenimiento, periodistas de todo el orbe se acercan a sus colegas españoles para, pese a estar a punto de verla con sus propios ojos, preguntar cómo es Los abrazos rotos, cómo está Penélope Cruz, qué críticas ha recibido la película en España y hasta cuáles son las aficiones personales de Pedro, más conocido en La Croisette como "San Pedro".

Él sonríe sin parar desde el parapeto de sus gafas negras, cuenta que un día le tuvo que hacer un cunnilingus a una de sus actrices para que ella se enterara por fin de cómo tenía que ser la escena, y la gente se queda encantada. Sería de bobos o simplemente falta de alcance negar la capacidad comunicativa del personaje que, si tiene el día, puede convertir una rueda de prensa en una quermés... y que, además, en Cannes se crece. No en vano, sostiene que "Francia es el país que mejor me trata, tanto en la taquilla como en lo que se escribe; se me trata mejor aquí que en España, los periodistas escriben con menos prejuicios", tal y como explicó ayer.

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Y, sin embargo, la Palma de Oro suele mirar para otro cuando Almodóvar la ha pretendido. En 1999, eso sí, la rozó con las yemas de los dedos, pero se tuvo que contentar con el premio al mejor director. Hace tres años, Volver volvió a quedarse en puertas... aunque no tanto: el premio de interpretación colectivo para las actrices fue un hito en el festival. "Bueno, y cuando traje La mala educación, fuera de concurso, Quentin Tarantino, presidente del jurado, me dijo: '¡Eres tonto, tenías que haberla traído a concurso y yo te habría hecho ganar!", cuenta Almodóvar. Habrá que ver si Los abrazos rotos, "lo mejor, más valiente, más arriesgado y más complejo que ha escrito Pedro", como dijo ayer una griposa Penélope Cruz, se lleva esta vez el tesoro. De momento, la película fue recibida en las sesiones de prensa y público con una gran ovación. Sobre esa posibilidad, el interesado se mostró entre modesto y sardónico al dejar caer: "Me iré de Cannes el viernes para que no parezca que espero algún premio... Aunque, claro, estoy dispuesto a volver el domingo".

La vida de Marcos Ana

Almodóvar también quiso aprovechar su paso por La Croisette para vender o al menos recordar al mundo del cine algunas de las noticias sobre su planeta: una, la futura doble adaptación de Mujeres al borde de un ataque de nervios. Pero el mayor énfasis de sus palabras de ayer lo reservó a ese proyecto que tiene en la cabeza, inspirado en la vida y la obra del poeta Marcos Ana, autor de Decidme cómo es un árbol.

Una película sobre la memoria histórica, tema con el que Almodóvar se despachó a gusto ayer en Cannes: "Después de más de 30 años en democracia me gustaría que el Gobierno del Partido Socialista aplicara con más efectividad la ley de memoria histórica, entre otras cosas para cumplir el compromiso que adquirió con sus electores... porque si no, los fantasmas de la memoria se van a ir pervirtiendo y corrompiendo".

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Sobre la firma

Borja Hermoso
Es redactor jefe de EL PAÍS desde 2007 y dirigió el área de Cultura entre 2007 y 2016. En 2018 se incorporó a El País Semanal, donde compagina reportajes y entrevistas con labores de edición. Anteriormente trabajó en Radiocadena Española, Diario-16 y El Mundo. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra.

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