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Entrevista:ISABEL COIXET Cineasta

"Soy escéptica por naturaleza"

La cineasta catalana rinde tributo a la cultura japonesa en 'Mapa de los sonidos de Tokio', su última película

Se abre la puerta. Un fogonazo de luz inunda una habitación repleta de cables, focos y cintas de vídeo. Dos sillas de cuero blanco y una cámara completan el escenario. Avanzamos, apenas dos pasos. Un vestido negro largo y unas gafas de pasta delatan una silueta femenina. "Buenos días, ¿comenzamos?". Exquisita en el trato, impecable en las formas, Isabel Coixet (San Adrià del Besòs, Barcelona, 1960) nos recibe para charlar sobre su última película. La entrevista fluye en una atmósfera embriagadora, dominada por el claroscuro de la sala, propio de una obra de Tintoretto.

Pregunta: ¿Tanto le impactó Tokyo? ¿De verdad tiene tanto magnetismo?

Respuesta: Tenía una idea equivocada de Tokio. Antes de conocerla por primera vez, la imaginaba como una ciudad más homogénea, donde todo eran rascacielos y millones de personas... . Sin embargo, enseguida te das cuenta de que es una ciudad que son muchas ciudades diferentes, en la que te puedes encontrar desde templos zen, pasando por el mundo budista, hasta los pequeños barrios donde hay una auténtica vida de barrio y la gente come en la calle. Festivales, performances, el mundo de los otakus, el mundo anime... cosas que a mí me parecen muy estimulantes.

PELÍCULAS DE ISABEL COIXET

Mapa de los sonidos de Tokio (2009)

Elegy (2008)

Invisibles (capítulo Cartas a Nora) (2007)

La vida secreta de las palabras (The Secret Life of Words) (2005)

¡Hay motivo! ("La Insoportable Levedad Del Carrito De La Compra") (2004)

Mi vida sin mí (My Life Without Me) (2003)

A los que aman (1998)

Cosas que nunca te dije (Things I Never Told You) (1996)

Demasiado viejo para morir joven (1989)

Mira y verás, cortometraje, 1984.

"Estaban follando delante de mí, a veinticinco centímetros. O nos llevábamos bien, o no podía funcionar"
El rodaje, que duró tres meses y se hizo en inglés y japonés, transcurre desde Tokyo a Barcelona
"Yo soy muy guerrillera, capaz de incorporar las cosas que ocurren y el azar al rodaje"
Sergi López (David) y Rinko Kikuchi (Ryu), son los protagonistas de la película
"Cuando la gente dice: ¡Es que follan mucho! Yo digo: no follan tanto, comen mucho más"
"En Cannes tuvimos un pase petao de gente que estuvo diez minutos aplaudiendo y nadie lo dijo"

P: "Junto a España, Japón es el único lugar del mundo donde en la cena se habla de la próxima cena". ¿Qué quiere decir?

R: Aquí, mientras estamos comiendo una paella en San Carlos de la Rápita, estamos hablando de la paella que nos comimos una vez en Benicarló y de dónde vamos a comer la próxima, y eso en Japón es exactamente igual. Están comiendo en un sitio y hablan de una comida que hicieron y de dónde te van a llevar luego. Yo creo que la película también habla de eso, de que hay muchas más cosas que nos unen de las que nos separan.

P: El rodaje de la película fue complejo, tanto desde el punto de vista logístico (se grabó en Tokyo y Barcelona) como desde la perspectiva cinematográfica. ¿Fue difícil integrar a los distintos equipos?

R: La verdad, me gustaría decir que fue dificilísimo, que nos dejamos la piel y tal... . Pero no, no es verdad. El equipo español y el japonés se llevaron muy bien. Ellos tienen un sistema de organización del rodaje que, al final, es el mismo en todos los países del mundo. El cabo y el sargento saben qué tienen que hacer, aunque lo hagan como lo hagan... .

P: Sin embargo, usted era bastante escéptica antes de comenzar el proyecto.

R: Soy una persona escéptica por naturaleza. De hecho, una de mis series favoritas es Curb your enthusiasm (Modere su entusiasmo). Lo difícil es improvisar. Las cosas hay que decirlas con mucha antelación y la gente que va a rodar allí lo sabe. Hay que llevar las cosas muy preparadas y ser muy concreto. Creo que al final aprendimos a organizarnos un poco más y ellos aprendieron a improvisar mejor. Se han hecho grandes amistades en la película.

P: Tengo entendido que habló con algunos colegas suyos... .

R: Contacté con dos cineastas que habían rodado allí, Alejandro González Iñarritu y Sofia Coppola. La experiencia de cada uno era muy diferente. Yo soy muy guerrillera, capaz de incorporar las cosas que ocurren y el azar al rodaje. Si en el guión está escrito que es de día y luce un sol esplendoroso, pero de repente se nos hace de noche y llueve, pienso: ¿Cómo vamos a incorporar esta lluvia en la secuencia? ¿Hay que cambiar algo del diálogo o de la puesta en escena? Y voy incorporando las cosas. Mientras pueda hacer eso, uno está salvando aunque esté rodando en Tokio o Papúa.

P: Hablaba de amistades. ¿Costó mucho crear complicidad entre Sergi López (David) y Rinko Kikuchi (Ryu)? Creo que tuvo que recurrir a Estate, un tema de Aldo Romano, para que la relación carburase.

R: ¡Al principio, vamos, el primer día! Luego ya al segundo... . Creo que la música es importante porque te sitúa en un estado mental determinado. Les puse esta canción porque definía muy bien el primer encuentro entre los dos: melancólico, lúdico, carnal, salvaje y vital. Y esa canción definía muy bien el espíritu y el rollo físico que debían tener. No soy un director que vaya a los actores y les haga el papel. ¡Tú ponte aquí, das tres pasos y levanta la mano! No. Necesito cómplices, y ellos dos han sido unos cómplices magníficos.

P: Al final se creó un vínculo muy especial con ellos. ¿No es así?

R: Estaban los dos follando delante de mí y yo estaba a veinticinco centímetros. O nos llevábamos bien, o no podía funcionar. Necesito tener una cercanía con los actores. No soy un director que esté con el monitor a cincuenta metros. Tengo que estar allí, tengo que ver lo que hacen y pensar: ¿Va a funcionar? ¿Cómo encaja? ¿Cómo se están moviendo? ¿Están yendo demasiado rápido? ¿Y este placer repentino? ¿Es real? Necesito verlo, necesito sentirlo.

P: En sus anteriores proyectos, el peso del guión recae en gran medida sobre los diálogos. En este caso, apuesta por los sonidos. ¿Se ha sumergido en una etapa más sensorial?

R: Desde La vida secreta de las palabras empecé a obsesionarme más con el sonido. Creo que hay cosas del sonido que realmente pueden cambiar el sentido de una escena. Y en Mapa de los sonidos de Tokio es esencial. Una de las cosas de la que más orgullosa estoy es del premio que nos dieron en Cannes al mejor sonido. El equipo que ha creado el sonido de la película ha hecho un trabajo fabuloso. El sonido es un atmósfera y un personaje más de la película que te lleva estar con los actores, que te lleva a estar con la trama y que te lleva a entrar en el mundo de Tokio.

P: Su primera experiencia en Cannes. ¿Cómo fue? ¿Le sorprendió la frialdad con la que fue acogida la película y la crítica de la prensa española?

R: Fue rarísimo. Entramos en competición el último día... . En España salieron artículos que no termino de entender. Tuvimos un pase petao de gente que estuvo diez minutos aplaudiendo y nadie lo dijo. Yo prefiero quedarme con las cosas buenas: el premio al sonido, los diez minutos de aplausos, que está en Youtube, que se puede ver, que no es que nos lo hayamos inventando... .

P: Sin embargo, no quedó del todo satisfecha... .

R: Cannes es como Benidorm, pero con muchos caniches. Es el peor sitio del mundo para ver películas. No pude ver ni una... . Mucha gente de Japón vino al pase y a la fiesta y tuvimos una gran party-karaoke en la que cantamos Like a Virgin (tema de Maddona) con Quentin Tarantino.

P: Probablemente sea la película con mayor carga sexual de su filmografía. ¿Es un mero recurso o un pilar básico del guión?

R: De entrada, en esta película ya hay algo que se sale de lo cotidiano. Sergi y Rinko se ven en una habitación en forma de vagón de metro que descubrimos en Osaka, en un love hotel de esos por horas. A veces, en el cine ves escenas de sexo que te aburren, ¿no? Y yo no quería que me aburriera. Quería que fuera real, que hubiera detalles físicos. Para mí, el momento en el que me siento más orgullosa de la película es cuando Sergi se saca un pelo de pubis de la boca, porque el que no haya pasado por ahí que levante la mano... .

P: Evita las escenas de cama y aborda el sexo desde una óptica diferente, sin sábanas, menos estereotipada quizá. ¿Por qué?

R: No sé, me apetecía explicarlo desde otra manera. El sexo en Elegy (su proyecto anterior) era diferente porque también son dos personajes totalmente diferentes. Ben Kingsley y Penélope no se podían relacionar de la misma manera que Rinko y Sergi en Mapa de los sonidos de Tokio. El primer vínculo que tienen dos personas es el sexo, y luego el sexo da lugar a otras cosas, ¿no? Y además, yo creo que el sexo y la comida van muy unidos en la película. Cuando la gente dice: ¡Es que follan mucho en esta película! Yo digo: no follan tanto, comen mucho más.

Vídeo: ALEJANDRO CIRIZA / LUIS ALMODÓVAR
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