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Spíndola, mieles del triunfo

Con gran expectación y entusiasmo de público se inició la temporada grande 2009-10 en la Monumental de México. Spíndola fue el triunfador de la tarde, no sólo porque cortó tres orejas a los dos astados con mayor bravura del encierro de San José, sino porque aprovechó la ocasión para lucirse ante dos grandes figuras del toreo como Ponce y Arruza.

A Spíndola se le vio todo el tiempo concentrado, metido en hacer una buena tarde de toros, pero sobre todo con mucho ánimo para torear con elegancia y alegría, si bien es cierto que le tocó lo mejor de la tarde. En el tercero mostró un toreo limpio con el capote, haciendo sobresalientes quites por fregolinas, banderilleando él mismo al astado con distintos estilos y en terrenos del coso. Algunos aficionados estimaron que debió premiársele con una oreja, sin embargo la verticalidad de sus pases con la muleta y su forma de conducir al toro estuvieron justamente recompensados por el juez de plaza. Igualmente meritoria fue la orden del arrastre lento del toro. En el sexto, Spíndola toreó a Cafetero, el mejor de la tarde, al inicio con chicuelinas y con navarras. Con la muleta toreó con rectitud, plantó sus naturales con firmeza y con temple sus muletazos en redondo, largos y profundos. A pesar del pinchazo, recibió su tercer apéndice y cosechó el aplauso de la afición.

Arruza, a sus 54 años, se despidió con un primero cárdeno astifino. Toreó con el capote muy cerrado en tablas a un astado que se arrancaba a la primera cita. Hizo un toreo reposado, con chicuelinas suaves y medias verónicas por el lado del pitón derecho. Nos obsequió unas magnificas puestas de banderillas, lo que hizo con gran precisión y saboreando el momento. Con la muleta mostró la calidad de un veterano. No tenía prisa por torear, por el contrario disfrutaba su despedida, sus naturales y el molinete de rodillas dejaron satisfecha a la afición. La estocada fue magnífica y con gran limpieza, saliendo muchos pañuelos blancos peticionando oreja. En el cuarto, se enfrentó a un toro sin fijeza, que no colaboró en ninguno de los tercios. En éste uso el capote a media altura, practicando naturales y pases de pecho. El toro no transmitía, no conectaba, pero Arruza no se desesperó. Aún así mostró toreo de muleta antigua. Después de varios pinchazos, frente a un toro que no humillaba, logró colocar una media desprendida que resultó suficiente para que el toro doblara. La banda tocó Las golondrinas en ésta tarde de despedida, en la que el público aplaudió a Arruza y en la que emocionado se despidió con vuelta al ruedo y pidiendo que su hijo le cortara la coleta.

Ponce llegó brevemente retrasado (tres minutos, que raramente ha sucedido en esta plaza) apenado y pidiendo disculpas a sus compañeros por una causa no imputable a él ya que una patrulla no le permitía el acceso a la plaza e hizo tarde el paseíllo. Soportó la peor parte del lote de astados de la corrida inaugural y a pesar de sus esfuerzos por halagar al público capitalino, no logró salvar la tarde con toros carentes de bravura. Corto una oreja a su primero, se desesperó y molestó con su segundo y por eso regaló un astado, devuelto por ser un carivacado con poca presencia, pero tampoco logró triunfar con el sustituto.

EFE
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