Marcianos no muy discretos

Guionista reputado, David Twohy cuenta entre sus créditos películas de acción como El fugitivo, de ciencia-ficción como Alien 3 o de aventuras como Waterworld. Es alguien, pues, que conoce bien el funcionamiento de los géneros clásicos, de ahí que haya elegido un vehículo futurista para realizar su debú tras la cámara.Y en ese sentido, ¡Han llegado! se inscribe en el filón de películas sobre extraterrestres que ya están entre nosotros -el original, La llegada, ha sido aquí traducido para que no quede la menor duda sobre lo que ocurre-, en la estela prestigiosa de La invasión de los ladrones de cuerpos o de aquella serie de nuestra infancia que respondía por Los invasores, de ilustre recuerdo.

Hay dos maneras de ver el filme. Una, la más directa, consiste en contemplarlo como un eslabón más en la cadena de filmes sobre científicos buenos enfrentados a funcionarios malos, uno de los cuales, lo sabremos casi de inmediato -Ron Silver paga con su cara-, es algo más que el responsable de boicotear los intentos del probo científico Sheen por demostrar el origen terrestre de unas extrañas señales de radio que nadie parece querer oír.

Efectos

La otra, la más frecuente en el último cine de Hollywood, no es otra que la de ver en el filme no sólo una discreta película sobre marcianitos poco discretos, sino como el banco de pruebas para el desarrollo de nuevas tecnologías de animación, con efectos generados íntegramente por ordenador. Así, y sólo así, se entiende que un guionista cotizado firme y realice una peliculilla que no ofende, todo sea dicho, pero que parece la poco ilustre suma de retazos, un patchwork que hemos visto ya muchas veces: aquí la inversión no se ha realizado en actores o técnicos, sino en vistosos efectos, gentileza de la Pacific Data Images, que muestran unos alienígenas considerablemente monstruosos.Rodada casi íntegramente en México, y no sólo por necesidades de guión, el filme concede sólo un par de opciones. Una, verlo como la discreta y un tanto arcaica película de género que es. Otra, al alcance de estudiosos variados y sociólogos vocacionales, es apuntarla al rico filón de las películas que ven en el otro, y no sólo en el marciano, al enemigo.