Tarde de poeta para De Pablo

La profesión musical cerró filas el viernes al lado de su maestro Luis de Pablo. Estaban en la sala del Teatro Real los Sánchez Verdú, Alejandro Posadas, César Camarero, Tomás Garrido y otros muchos, con Mauricio Sotelo en el escenario de maestro de ceremonias preciso e incisivo. También se dejaban ver otras caras de la cultura en este acto de reconocimiento al más universal y completo de los compositores vivos españoles. Era un homenaje oportuno el del primer teatro lírico madrileño, al margen de la edad, pues no en vano el octogenario Luis de Pablo lleva ya cinco óperas compuestas en un trabajo tenaz de reivindicación de las posibilidades de la lengua española para la lírica.

De Pablo ha compuesto en todas las fórmulas posibles, pero la voz, en solitario o en grupo, ha tenido siempre un gancho especial para él, y así se comprobó el viernes en la imponente cantata u oratorio Passio con textos de Primo Levi, en el que orquesta, coro masculino y solistas dieron lo mejor de sí mismos a las órdenes del joven director argentino Alejo Pérez, tan sobrio como exacto.

Con Natura se pudo volver a comprobar el impresionante dominio orquestal del maestro bilbaíno. No es cuestión únicamente de factura técnica. La capacidad evocadora es asombrosa. El imaginativo Concierto para piano y orquesta número 2, Per a Mompou permitió además el lucimiento como solista de un artista como Horacio Lavandera. Fue una tarde hermosa, de gran música, que ponía de manifiesto la plenitud de un artista español tan culto como idealista. Fue la tarde de un poeta del sonido a la par que un intelectual del pensamiento artístico.