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Reportaje:

Tebeos que dan lecciones de historia

Los autores del cómic basado en el 'Informe sobre el 11-S' publican en viñetas una visión crítica de 'la guerra contra el terrorismo' de Estados Unidos

Que nadie olvidara. Ésa fue la semilla del proyecto: "El Gobierno estadounidense ha cometido tantas barbaridades desde el 11-S bajo el estandarte de la guerra contra el terrorismo, que decidimos tratar de condensarlo todo en un cómic. Como ciudadanos no podemos permitirnos el lujo de no recordarlo". Sid Jacobson, de 78 años, jovial y despierto como un adolescente pero mucho más preocupado con lo que ocurre en el mundo que muchos jóvenes, es el guionista del cómic After 9/11: war on terror (2001- ) [Después del 11-S: la guerra contra el terrorismo (2001- )], que este verano publicará en Estados Unidos la editorial Hill & Wang.

Uno de los best sellers de esta empresa fue la adaptación al tebeo del Informe sobre el 11-S del Congreso estadounidense, del que el año pasado se vendieron más de 100.000 ejemplares sólo en Estados Unidos y que se ha traducido a múltiples idiomas. En España la obra fue editada por Panini. Jacobson también fue el guionista de aquella maravilla de la síntesis, que consiguió reducir las 604 páginas del informe a 128 ayudado por el experto pincel de Ernie Colón, urdidor de la idea de transformar el documento oficial en cómic. Ambos amigos, cuyas colaboraciones comenzaron hace casi cinco décadas en Harvey Comics y continuaron en Marvel, viven una resurrección profesional gracias al auge en Estados Unidos de la novela gráfica de no ficción. Repiten equipo en After 9/11, que en España editará Panini también en agosto. Pero, además, Jacobson y Colón, que hablaron con EL PAÍS durante un encuentro de aficionados al cómic en Nueva York, están preparando una biografía del Che Guevara y otro libro sobre los porqués y consecuencias del calentamiento global. "Es un placer trabajar en proyectos que tienen un sentido. No me importaba dibujar a Casper [personaje de cómic infantil en el que trabajó hace décadas], pero este tipo de libros te hace sentir muy bien", asegura Colón, de 74 años.

La obra resume siete años de información en 150 páginas
"El medio gráfico hace accesibles cosas difíciles", dice el editor
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Resumir en After 9/11 casi siete años de información sobre la guerra contra el terrorismo, incluidas las invasiones de Afganistán, Irak o las torturas de Abu Ghraib ha sido un trabajo de investigación arduo. "Hemos utilizado como base las noticias de tres periódicos -The New York Times, The Washington Post y Los Angeles Times-, pero cuando te pones a buscar en Internet también descubres muchas cosas que la prensa ha ignorado. Nunca entendí cómo Bush volvió a ganar las elecciones en 2004, y tras revisar todas sus decisiones pos- 11-S me lo explico aún menos", asegura Jacobson. La obra, que tendrá 150 páginas, también tratará de arrojar luz sobre cuestiones que la prensa no se esfuerza en explicar, como las diferencias entre suníes y chiíes en Irak o qué significa pertenecer a la etnia pastún.

"El medio gráfico transforma en accesibles cosas difíciles. Además, con estas novelas gráficas no sólo estamos contando la historia, sino que podemos influir en cómo las nuevas generaciones escudriñarán el pasado". Así lo piensa el editor Thomas Lebien, que impulsó a Hill & Wang a incluir novelas gráficas de no ficción hace dos años. Según Lebien, este género está viviendo un fuerte auge debido al interés creciente de los lectores de libros "que con este tipo de publicación han descubierto el cómic; de repente les parece algo serio", y también gracias al interés de escuelas, universidades y bibliotecas. "El cómic sobre el informe del 11-S se ha convertido en lectura obligatoria en muchas universidades, y en el Estado de Maryland se recomiendan las novelas gráficas de historia para niños con problemas de aprendizaje", asegura el editor, que también ha publicado una biografía sobre Ronald Reagan, otra sobre Malcolm X, y que asegura que le llueven las propuestas para publicar la del candidato demócrata Barack Obama.

Para Paul Buhle, profesor de historia en la Brown University, esta eclosión actual tiene una explicación evidente. "El tebeo comenzó a ser apreciado entre los críticos hace una década. Eso lo ha legitimado entre los editores. Y en el mundo académico, donde los estudiantes cada vez leen menos, las novelas gráficas son una bendición porque se expresan de una forma que a esta generación tan visual le resulta más fácil captar". Buhle acaba de publicar en la editorial Henry Holt, junto al historiador Howard Zinn y el dibujante Mike Konopaki, People's history of American Empire, versión del libro de Howard Zinn People's history of United States, obra popular que reinterpreta la historia de Estados Unidos alejándose de las versiones oficiales de grandes hazañas. ¿Hablar de historia en viñetas no significa simplificarla demasiado? "Los jóvenes no saben nada de historia. Si para algo sirven los cómics es para estimular a los estudiantes a que lean más. Y, en mi experiencia, esto ocurre", asegura Buhle, que prepara otras seis novelas gráficas, entre ellas una sobre la generación beat y otra sobre la revolucionaria danza de Isadora Duncan. Todas verán la luz en los próximos meses.

Soldados animados

Hasta el Departamento de Defensa estadounidense ha descubierto las viñetas. En lo que podría parecer una contradicción con su línea ideológica, Jacobson y Colón acaban de realizar un cómic para el Departamento de Defensa, titulado Coming home, que se distribuye entre veteranos de Irak y Afganistán desde hace un mes. Con este medio, el Pentágono aspira a ayudar a los soldados a entender los traumas que pueden vivir a su regreso y la necesidad de buscar ayuda psicológica. "El hijo de un oficial que trabajaba allí le enseñó a su padre el cómic sobre el informe del 11-S y nos llamaron. Nos reunimos con veteranos y nos explicaron sus problemas, que hemos intentado reflejar. Según nos han dicho, funcionan. Si podemos ayudarles, ¿por qué no hacerlo?", explica Jacobson. Ambos siguen así los pasos del maestro Will Eisner, quien durante décadas trabajó para el Ejército estadounidense transformando en tebeo cosas dispares, desde manuales de instrucciones para arreglar un tanque a vivencias diarias de los propios soldados (en la imagen, una de sus revistas).

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